Lo mas lejos
Siempre que puedo utilizo palabras del diccionario, otra
cosa es que lo haga correctamente, y esta me preocupa, pues la verdad es que
con ella se pueden tener serios
problemas de cómo conjugar con acierto, y por lo tanto su uso parecería temerario.
Esa debe ser la razón por la que tantas caen en desuso, cuando pudiendo estar
en el candelero por su fonética, y en boca de todos, a la ultima, por su
significado, pues parece que su pronunciación y significado no es lo que se
dice, naturalmente, políticamente correcto.
Se tata de “acaloñar” ,verbo de la primera, que lo mismo
sirve para una cosa , que para todo lo contrario, para lo publico, que para lo
deportivo, pues dice mi diccionario que acaloñar , por mas que se empeñe mi
ordenador en poner acalorar, que es otra, significa calumniar.
Lo curioso es que acaloñar también sea “pedir
responsabilidades a quien las tiene”, de lo que se deduce que si le pedimos
cuentas a la responsabilidad, esta también puede optar por creer que se le está
calumniando. De ahí, lo de los contubernios, (convivencia con otra persona) y
(alianza de intereses censurables). Cuando se busca la verdad, siempre aparece
el contubernio. Será, acaso, que la responsabilidad no está para que se le
exijan cuentas, pues de ocurrir esto, como que de repente, el democrático
derecho, queda convertido en una calumnia.
Por todo ello me quedo con “Absit”, que además de ser mas
elegante, lo es aun más cuando puede emplearse, sin miedo a las represalias,
como destino de los que pueden sentirse acaloñados, que no calumniados, cuando
encuentran la salida airosa en el doble sentido de este laberinto de setos, que
no setas, con diseño de vanguardia. No dejo de pensar lo requetebién que estarían
todos los acaloñados juntitos, allí en el “absit”, maquinando sueños para los
camarones, aunque alguno añore, si las facturas lo permite, que estos fueran, a
ser posible, de mayor tamaño. Como las setas de la Encarnación.
Si bien es cierto que las setas siempre van mejor como guarnición
de la caza, en absit, hermano lobo, los cartuchos que valen son los de papelón
de pescao, después del quinario, por eso nos viene el verbo encarnado, que no
rojo, al que tendremos, laicamente, que rendir las cuentas de nuestro
acaloñamiento, por no decir camándula, que esa es otra.
Sevilla a 24 de Diciembre de 2006
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