miércoles, 29 de agosto de 2018


martes, 19 de abril de 2011


Volver a ser lo que fuimos, si es posible

30 años

Cuando me llegó la precariedad de la provisionalidad, no teníamos ayuntamientos democráticos, ni existían los gobiernos autonomicos. La provisionalidad me llegó con la dictadura.
Aunque consentida, no había otra salida, me la impusieron sin tan siquiera poder protestar por ello. Al menos, ahora me permito el lujo de hacerlo escribiendo, aunque con escaso éxito, a la vista está, pero no crean que sin recelo, todas aquellas quejas que no pude hacer a unas administraciones que ya no existen. La provisionalidad de la plaza de abastos cumple treinta años, cuando los ayuntamientos democráticos ya tienen veintisiete y veintitrés el gobierno autonómico, por la vía del 153, sin que por ello se halla significado, en ningunos, este penoso asunto, de forma tan suficientemente en serio, como para merecer la consideración de que se le estuviera dando una solución, y menos, que fuera favorecedora para las miserias que soportaron y soportan sus expropiados placeros.
Aparte de los posibles espurios intereses que la rodearon, no cabe duda alguna de la enorme ineptitud demostrada por las distintas administraciones a lo largo de tantos años, ni el más que inexplicable silencio de los placeros, en un tiempo que disfrutamos de ayuntamientos y gobiernos autonómicos democráticos elegidos en las urnas.
Pero cuando llega la precariedad de la provisionalidad, y seguimos de esta guisa durante mas de treinta años. ¿A quien se le piden cuentas?.
Primer verso de la segunda estrofa: Los andaluces queremos, volver a ser la que fuimos.
Sevilla a 23 de Noviembre de 2004
Dia de San Clemente
San Fernando conquista Sevilla
Francisco Rodríguez Estévez

martes, 28 de agosto de 2018

http://www.elmundo.es/andalucia/2018/08/22/5b7c4d25e2704e730d8b458d.html

El 'selfie' de la Encarnación

La Noria

Sánchez Monteseirín, en su etapa de alcalde de Sevilla, en las 'setas' de la Encarnación. JESÚS MORÓN
Sevilla no ha tenido suerte con sus alcaldes. Y eso que hemos disfrutado de regidores de todas las especies: desde tristes (fue el caso de Manuel del Valle) a animados barriletes cósmicos, como Zoidus. Y, entre medias, toda una galería de criaturas que incluye a narcisistas (Rojas Marcos y Monteseirín), ilustres marquesas -Becerril y su porte ancestral- e insignes quietistas, como es el caso de Espadas, al que desde que decidió cortar árboles como si no hubiera mañana la oposición le llama Juan Serrucho. En honor a la verdad hay que decir que los más discretos tras dejar el poder (nunca voluntariamente) han sido Del Valle, que desde entonces se dedica a sus negocios; Rojas Marcos, retirado en su Sangri-La de la calle Castelar y Becerril, que hasta abandonó por voluntad propia el famoso apartamento público que tenía alquilado -a un precio prehistórico- en el Patio de Banderas.
El resto, que son básicamente Zoidus y Monteseirín, todavía no han sabido desprenderse de la púrpura nostálgica de la Alcaldía. El primero porque no quiere volver ni a tiros a trabajar (en el juzgado) y el segundo porque siempre anda falto de cariño y ambiciona volver a ser lo que fue (por accidente). Una quimera imposible. La incapacidad para aceptar su mortalidad política provoca que cada cierto tiempo ambos reaparezcan -previa llamada a los hagiógrafos de capilla- para reclamar cuota de pantalla. El caso más extremo es el de Monteseirín, que insiste sin descanso en su delirio de reivindicarse como el nuevo Olavide. Ahora que la concejalía de Turismo ha encargado una encuesta -que pagamos todos a razón de 30.000 euros el semestre gracias a un contrato externo negociado sin publicidad- para saber la opinión de los turistas sobre Sevilla, el reciente delegado de la Zona Franca (por fortuna, una ficción) ha vuelto a postularse como un adelantado a su tiempo.
¿El motivo? Que según este sondeo, cuya fiabilidad conviene poner entre paréntesis porque, entre otras cosas, también dice que el Año Murillo ha sido un éxito cósmico, los visitantes a la Muy Leal y Muy Noble visitan el Parasol más que la Catedral. Obviamente, la muchachada que tuvo algo que ver con el asunto lo considera un triunfo (post-mortem), cosa que no deja de ser divertida si tenemos en cuenta que para Monteseirín la verdadera victoria hubiera sido haber seguido de alcalde perpetuo (lo echó su partido antes de que lo hicieran los sevillanos) o conseguir un destino mejor pensionado. Pero ninguna de ambas cosas sucedió. Que el Parasol tenga (algunas) visitas no es sorprendente: la industria turística es capaz de vender como destinos las favelas de Río de Janeiro o los campos de concentración. Que se visite algo no significa que se avale. Sobre todo si se le hurta al personal los datos objetivos para formarse una opinión y son otros los que pagan la fiesta. ¿O es que Monteseirín no ha ido nunca al Valle de los Caídos?
El Parasol fue, es y será un dispendio absoluto que el exregidor pagó a precio de oro después de engañar a la ciudad, restándole recursos a los barrios para alzar un mausoleo ad maiorem gloriam exclusivamente suya. Desde el punto de vista conceptual, se trata de una obra claramente totalitaria. Arquitectónicamente es un desastre: basta sentarse junto al café Alcázares para reparar en la sutil colocación de las instalaciones y motores del engendro, que han convertido ese tramo de la calle, antes pacífico, en un Infierno. Tampoco ha resuelto ni uno solo de los problemas de cohesión territorial de la ciudad. Fue una obra innecesaria y pagada a un coste infame que privatiza durante casi medio siglo un espacio público.
El único beneficiado por su construcción es Sacyr, que desde entonces tiene abierta una ventanilla de captación de fondos públicos. El Parasol no ha supuesto ningún avance frente a los defensores de la Sevilla inalterable, nuestros queridos ayatolás costumbristas. La prueba es que la capital de la República Indígena sigue igual de mal -o peor- que antes. Hipotecar el urbanismo de una ciudad para que los turistas se hagan fotos no es ninguna gesta. Más bien es la prueba irrefutable de que el indigenismo que confunde la modernidad y la cultura con la opulencia de los ignorantes es un mal ecuménico. El selfie de la Encarnación nos ha costado demasiado caro. Sobre todo a Monteseirín, al que (por fortuna) ya sólo le cabe el pálido consuelo de manipular sus recuerdos amarillos.

sábado, 11 de agosto de 2018


El misterio de las setas

La Encarnación siempre misterio, como no podía ser menos, vino a ser  con el tiempo que lo de las setas fuera la madre de todas las “encarnaciones”. Algo que superara el “olímpico disparate” y que no lo eliminaran como si de un “moneo  pepero” se tratara.
En eso, llamado iconico capricho, tan caro como inutil, que el doctor en su devario  vino a calificar como “mercado emblematico”, ni que decir tiene que ya tuvo calificaciones anteriores por otros irresponsables metidos en gestión consistorial,  lo que hace pensar aquello de que no tiene ya vuelta a tras salvo que los vaticinios y las inclemencias lleven a las laminas de “kerzo” a su putrefacción,  y al igual que su berlines autor tuvo la aplaudida ocurrencia, mas madera, para delicia de los palmeros placeros, también tuvo en muy premiados arquitectos llamar a semejante cosa como fruto del papanatismo del momento.
El caso es que se invirtieron según la partida al respecto en las cuentas PRESENTADAS CUATRO MILLONES CUATROCIENTOS MIL EUROS para equipar una plaza municipal de abastos para cumplir con los danmnificados placeros que aguantaron tantos años en el bidonville de asbesto, esperando por mas de cuatro décadas en la provisional estructura efímera del tardo-franquismo. Una cantidad para que la dotación reflejara un mercado emblemático y no un laberinto de errores para un colectivo jibarizado y reducidos a un tercio de los vendedores que iniciaron el “proces”.Resultado de imagen de heron de alejandria puertas automaticas
Si las puertas incumple la Ley, el granito resulta ser nocivo en superficies cerrada, mas si esta viene a carecer de sistema de renovación de aire, que decir  si la supuesta diafanidad de estos emplazamientos regulados encuentra treinta enormes columnas de obstáculos, y decenas de absurdos rieles de cierre. Si los elementos inoxidables se oxidan, si las instalaciones de luminotecnia son mortecinas, si los aseos se hacen insuficiente, y tiene que acoger a los operadores turísticos del lejano Oriente, para que evacuen y miccionen de forma gratuita para que el costo sea soportado por los pobrecitos placeros, con estos ejemplos los misterios se hacen al limite de lo insospechado cuando los cristales de las vitrinas de los puestos del la plaza municipal de abastos, viene a incumplir lo establecido y ni están templados ni son irrompible.
Resultado de imagen de PriapoCerca de donde vivo hay una tienda con la instalación de puertas automáticas, el pequeño almacén lo regenta por una familia asiática, que al contrario que los placeros de lo de la Encarnacion y el misterio de las setas, hacer ver la importancia de esta puerta que desde hace mas de 2000 años ya se le ocurrió a Heron de Alejandria, para colocar el automatismo en el templo de Priapo, el del falo, que era protector de los vendedores.
Que al teutón no le importara los reglamentos leyes y normas existentes podía ser previsible tanto como que tantos responbles en lo público ni se leyeran el reglamento de mercados de abastos de esta ciudad. Ahí seguimos, y es que en tanta modernidad aun en el Consistorio piensan que no pega una idea tan antigua.
Sevilla a 11 de Agosto de 2018 fre