jueves, 22 de junio de 2023

 



El final que se espera

 

 Doctor, se que esto se está acabando, pero, si es verdad, no me lo diga, hoy me encuentro mejor, y hasta mi vecina que ha venido a visitarme, dice que me voy a recuperar, que tengo que estar fuerte. A lo que aquel le respondió, me parece estupendo.

En el ala de terminales, todos esperan que se produzca el milagro, por lo cual, aun sabiendo que nadie se escapa del final que se espera, lo menos es procurar retrasarle.

De poco sirve toda la información que los medios han difundido durante años, si son los propios interesados los primeros en desoírlas, pues como si no le interesara su final, ya que más que la verdad, solo escuchan lo que desean.

Poco les importa esa cosa que le construyen con aceleración de acabarla, aunque la llamen sueño, para que dure eternamente, que le digan emblematico, aun siendo escaso, y otras zarandajas contractuales, puesto que pocos saben las consecuencias, ni en donde les van a meter, si acaso,  la mitad, de estos pocos, puede ser que intuyan algo, pero casi ninguno se detiene en reflexionar que les acarreará su laso comportamiento.

Los que podrían hacerlo, inexplicablemente no lo hacen, y el resto prefiere, como el enfermo del relato, aferrarse en la mentira antes que emplear todas sus fuerzas para gastarlas en la última batalla que queda, si bien hace tiempo que está perdida.

La buena señora, que inició una novena a la milagrosa santa, para que por su intersección la quebrantada salud que perdió su vecino recupere la vitalidad, invita a este para que también participe, pidiéndole que se sume a la rogativa iniciada, dada la extrema  gravedad del caso. ¿Que dirán que le contestó este cuando la piadosa señora lo puso al tanto? Pues nada menos, que ella puede hacer lo que quiera, pero que el doctor le dicho que está estupendamente.

Los vendedores solo creen lo que les interesa, de nada sirven los esfuerzos para recuperarlos, prefieren confiar en las palabras que quieren oír, sobre todo si proceden del propio doctor, aunque el final sea, el que nunca quieren ni imaginar.

En el ala terminal, bien cierto es que aquello que empieza poniendo la carne de gallina, pero se acabará como los pollos, de la nevera al horno. Una moraleja, una cruel enseñanza, que les congelara cuando al salir de la precariedad, nevera y horno, y se encuentren con la sorpresa de infarto, se pueden dar cuenta de, a nada que vean la tarifa del mármol, la caoba, y el titanio del mausoleo, lo caro que sale morirse. El doctor puede decir misa.

 

Fre. Sevilla a 13 de Octubre de 2006

miércoles, 7 de junio de 2023

Encarna, 2023

 

Date: Sun, 22 Oct 2006 10:13:53 +

 Ídolos

En la cultura de faraones, la divinidad tomaba forma animal, el poder de la bestia era adquirido para sustos del sometido pueblo que acababa adorándole, o haciendo tumbas. Todo un truco

Nada por aquí, nada por allá. Se puede mirar, y no ver nada, e incluso no ver nada, porque se mira hacia otro lado. Se puede decir más fuerte y más alto, aunque lo sensato sea callar, no en vano el silencio es una disciplina, un voto, pero esta facultad natural del habla, solo se aprende por el oído

Se le llamó milagro, (como al alemán), al paciente y arduo trabajo de la educadora que consiguió, sacando del limbo de su aislamiento, hacer hablar a quien luego seria famosa escritora, pues nacida ciega, sorda y muda, evitó con su perseverancia que su pupila, Helen Kéller, quedara convertida para siempre en un ser animado, privado del conocimiento y de la comunicación, desvalido e ignorante. Este éxito conseguido, sin duda fue el premio a la tenacidad, tanto por querer oír, para hablar, como hablar tanto que, hasta desde la sordera se pueda oír

De haber permanecido en el limbo, lugar que ni se siente ni se padece, ni se habla, ni se escucha, ni se ve, pues solo se espera, como órganos en vasos canopos, la llegada de un fin tan anunciado, como desconocido, no hubiera sido posible la aportación que dejo a la Humanidad, para el entendimiento de tantas personas, que sin estos, hubieran tenido poco menos que un tratamiento animal, por su desconocimiento
Aunque el limbo ya no existe, la callada mariana permanece en el, esperando como alma en pena, pues de nada le sirve ese síndrome Sullivan que aparece en las generosidad de algunas gentes, no en vano es ciudad tanto de sueños, como de personas, para que cuando quiera abrir sus ojos que nos ven, al menos lo haga sin el sobresalto del susto, debido a un zarandeo de espantos, para su corazón

En otra cultural, la trilogía es lo inverso. En la de “los micos”, que vuelve a representar, esta vez como primates, tomando forma animal las personas, como referente de estas, que no quieren oír, ni ver, ni decir nada, tal vez sea por lo que en esta le quieran construir un icono “micologico”, un hito que marque el tiempo donde ni se ve, ni se oye, ni se habla, tiempo de sueño, para que el susto, al menos, sirva para quitar el hipo

>Francisco Rodríguez Estévez

·         Sevilla a 22 de Octubre de 2006 >festividad de San Heraclio. Como Fournier"