martes, 26 de julio de 2022

Una cosita o dos

 


Una COSITA

Miedo me sigue dando el Verano, siempre pasan cosas. Este en especial no podía ser menos con tanta ola de calor que calienta incluso el seso de los que piensan en esta ciudad, a la que  llamaron de las personas, acaso dormidas por aquello del sueño, y ahora con el sesteo nada mas y nada menos que le han pensado como construirle a falta de setas otros sueños,  como quien dice, “otra tontería”. Una cosita, otra ocurrencia.

Llevaba esta Encarnación de mis canas, antes de mis carnes, muchos años, demasiados años, sin ser noticia de nada, y dado que una vez, por aquello del capricho de las setas  esta plaza municipal de abastos quedó convertida en un galimatico fanal acristalado, laberinto anti-comercial, y en terminal de ilusiones de tanta provisionalidad, por lo que ya se le intuía el silencio ad aeternum. 

Pero mira por donde que ahora, con la calor, nos aparece esta ocurrencia de plena crisis, otra vez, si, otra, como la serpiente estival de tantos años, y el macutazo llega con lo de la instalación de cámaras de vigilancia en las calles para PROHIBIR el acceso al centro a todo vehículo,  incluso de los que abonan su correspondiente impuesto municipal de circulación. Una cosita, sin coche, no hay setas. 

No queda a la zaga la idea que sobre plazas municipales tienen intención de aplicar, evidenciando el gran desconocimiento que se tiene en este y los anteriores consistorios al respecto, mas cuando se anuncia otra vez, si, otra vez, un nuevo reglamento, otro, acaso con más duras sanciones a los “pobresitos placeros”, en un concepto de negativas políticas regresivas que desamparan este tradicional comercio, al que desde hace muchos años el Excmo. Ayuntamiento de Sevilla viene demostrando su gran falta de interés  en estas instalaciones y edificios de titularidad publica, que por tanta ineptitud le están llevando intencionadamente a un punto de no retorno. Otra cosita.

 Lo mismo persiguen el efecto recaudatorio, prohibido prohibir,  cuando tanto se cacarea de solidaridad y protección a los autónomos. Pura propaganda. Cambio climático.

Una cosita, del anuncio del verano que deja el mensaje que todo puede pasar cuando las calderas de Botero se trasladan por estos pagos, y aquí no se les ocurre que el consumo energético de fósiles encarece la vida, y mucho hablar de cambio climático y de células fotovoltaicas, y ahorro energético, pero  negando la posibilidad necesaria en lo de las setas, que incluso sus paneles nanotecnológicos sobre  el maderamen generaría a los pobresitos placeros, un ahorro considerable para paliar en gran parte los prorrateos en los que quedaron cautivos desde el primer momento  que abandonaron la provisionalidad eterna para ser subarrendatarios de una concesionaria que se hace sus cuentas sin tener en cuenta a los placeros, lo dicho una cosita. El  sistema de refrigeración no funciona. Hace calor. En la responsabilidad tienen "el carrier" en modo verano, rebequita y corbata.

Pero son tantas cositas,  que resistir en el acristalado fanal, sin medidores de Co2, sin renovadores de aire, y con una climatización que desatiende las leyes de seguridad e higiene en el trabajo con temperatura de horno para clientes, mercancías y los abnegados placeros. Una cosita mas las puertas de pesadas hojas están en evidente incumplimiento de la Ley de accesibilidad  de edifico publico, así una cosita y otra cosita, y otra………. Que pensar de tanta irresponsabilidad.

Sevilla a 26 de Julio de 2020 ( una semana con 44 grados centígrados, La ola empieza a dar una tregua)

Francisco Rodriguez Estevez

sábado, 2 de julio de 2022

Salto de calidad

Tsukahara

 Ya me hubiera gustado realizar el prodigioso vuelo de salida y clavar el ejercicio. El salto de calidad tiene su gran dificultad.

Acaso fuera porque a lo largo de tantos años el esfuerzo no partiera de modo individual  que exije el salto y todos los intentos deportivos siempre fueron de equipo, de colectivo, así, partiendo del baloncesto de la OJE, al waterpolo del Natación, pasando por el hockey que en el debut por poco me destroza la cara del impacto que recibí con su vidriada bola, ni el rugbi incipiente, ni el futbol local que practique durante años, ni tan siquiera el beisbol del que tengo titulación me podía producir la sensación del vértigo que me aparecería en esa dificultad deportiva. 
De salida, un Tsukahara para finalizar. Un sueño imposible.

 En la soledad del silencio interior la pirueta se repite en la mente del practicante, con la fijación del clavado final para que este le otorgue la satisfacción de haberlo logrado. Cada día el Tsukahara de salida se hace imposible, es un reto diario clavar el resultado que se tiene en la mente imaginando alcanzar el objetivo deseado.
Evidentemente no hay posibilidades. En el silencio del laberinto realizar la simpe vuelta de campana, una Mae-Ukemi como practica elemental para aprender a caer, ya se hace dificultad, siendo tan fácil que ocurra el temido batacazo. Pero no deja de sorprender como a diario para clavar mínimamente los objetivos, como un sueño de dificultades en el difícil salto, realizar el Tsujkahara del deseo, se está haciendo parte de una rutina dontancrediana, que malo es si carece de equilibrio indispensable para sostenerse y peor cuando parece difícil que se aguante mínimamente los segundos que contabilizan cuando llegue la competición.

 En el colectivo no puede existir el individualismo para llegar al objetivo, sería un bucle suicida con código de barras y fecha de caducidad, el Tsukahara en el grupo es posiblemente un salto de soñada salida del general, para terminar por quedarse clavado en el inmovilismo del grupo. Salir cada día del ideal salto del ayer a la realidad de un presente sin equilibrio, como un Tsukahara imposible, sin estabilidad, en el que el vértigo del segundo vuelo vislumbra el mañana más incierto, que solo es posible por la disciplina metida en vena.
 Camara en marcha, luces apagadas, ni un minuto mas.

 Sevilla a 2 de Julio de 2022 Francisco Rodriguez