martes, 5 de septiembre de 2023

EL CAMPITO

 



cINco sobrinos

Se hace evidente que el tiempo del campito va tocando a su fin. Visto que en mis sobrinos crece el desinterés de disfrutar en mínima medida de  este lugar, que por tenerse no llegamos a valorar, pues aunque su venta se hace en dinero, que solo es dinero,  no es fácil disponer de un espacio suelo de  veintiocho áreas, en un tiempo donde millones de personas no tienen nada.

 Este que me costará sufrir tener que desprenderme por una cantidad que no me alcanzaría para adquirir un jardín, un patio, una casa, un pozo y una piscina.

Cierto es que tiene poco valor en la actualidad, la sequia hace estrago, y el tamaño de parcelación grande hace tener ciertos gastos para impedir su  coyuntural devaluación actual.  

Ni que decir tiene que el suelo siempre es un valor seguro. Este verano, como otros anteriores, en el que por motivos familiares y personales habéis optado por otros lugares más tranquilos de descanso, se hace patente que este no reúne las condiciones que ahora os place, tranquilidad, sombra, baño, sol, y compartir con otros aires.

Me pregunto cómo sería en caso de no vender “El Campito”, del que solo tengo un tercio, el reparto de la herencia a mi ausencia, sería un quinto de un tercio para cada uno. Si alcanzara el precio de ciento veinticinco mil euros,  quince mil seria para la agencia de venta, y mi parte alcanzaría treinta y seis mil, y correspondería a cada uno de mis sobrino unos siete mil euros. Que jaleo para tan poco dinero, cuanta perdida, por algo tan valioso.

Este verano, que he veraneado donde siempre, he realizado una inversión de reparación evitando el deterioro del abandono, por encima de los NUEVE MIL EUROS, lo que me hubiera permitido ir durante nueve años a cualquier casa en alquiler de la costa, con sillita, sombrilla, y nevera, por el contario, a pesar de la sequia la gran piscina permitía baños termales, y la floresta con su umbría diversas actividades y oxigenado aire.

En el agua de largos baños, la pesca de arrastre ha sido una actividad saludable y la de orilla una diversión en la que os he estado echando de menos.

Ahora surge el momento de hacer una pequeña mejora exterior, para lavar la cara, pues el  interior seria otra cuenta que no puedo hacer por el momento, y no creo que supere los 200 euros, y se piensa en contar con todos. Me vendría bien, pues dividida por ocho solo me supondría 25 euros, pero me temo que tendré que dividir por tres a setenta euros, evitando que Guillermo pague tres partes 75 euros, Loli cuatro partes, 100 euros y yo aportaría mis veinticinco.

También existe la posibilidad de, ahora que está todo de buen ver y con las obras terminadas, de contratar un hombre para hacer los trabajos cotidianos QUE PERMITA no tener que ir para hacer una faena, aunque siempre algo se tendría que hacer, y acudir con una idea, en tanto se vende de disfrutarlo, aunque sea harto difícil encontrarnos al menos saber donde lo podemos hacer.

No encuentro la solución, que quisiera, y permaneciera en nosotros, pero ya no está en mi mano. Le he dado de plazo, y espero que no sea mucho, que podamos venderlo en cuatro años, pues si me parece muy difícil que os invite a almorzar durante años para mi cumpleaños, más complicado resultara repartir este hermoso patrimonio condenado a desmembrarse, e imposible llegar formar una sociedad de cinco.