Esperando
Hoy, a punto de cumplir 77 años, he empezado la prueba de la inactividad, ha sido un ensayo del tiempo que me espera y que me ha
llegado después de 66 años activo.
Será algo a lo que debo de adaptarme cuando
por San Andrés pasaremos a ser jubilado autónomo pensionista, ya sabéis,
cortito, cortito.
En esta prueba que realizo el día de la festividad de Los Santos, todo
era de temer y nada tenía sentido en
este ensayo de vida pensionista, donde ni con la hora cambiada me hacia permanecer
ni un minuto más en la cama. A las 5, 45,
ya era el tiempo antiguo de las 6,45 en la que mi reloj biológico me
toca diana. ¿Qué hacer en el ocio? Esperar.
Después de los ejercicios para la columna, y tomar una
infusión con la que hace décadas comienzo mi día. ¡A Esperar!
No puedo volver a la cama, no hay sueño, a las 6,30 de la
mañana una ducha, cosa que nunca tomé a esa hora acaso sea la primera actividad
que será rutina en este nuevo tiempo para
que al menos me evite desprender el no deseado 2 Nonenal que identifica la ancianidad.
A las 7 siento ruidos en la
terraza tras secarme salgo cubierto con
la toalla, está fresco el oscuro amanecer, no acierto saber de dónde procede, veo una escalera que llega a la baranda y una
soga pende de algún lugar de arriba, un
operario en mi terraza me da los buenos días, resulta ser un pintor de la
fachada que estaba protegiendo el suelo de la terraza ante la posibilidad que
el goteo no la manche.
A las 7,30 ya he desayunado, me he realizada la medición de
la tensión, del oxigeno en sangre, y temperatura
con parámetros excelentes e inicio este primer paseo a ninguna parte de los que
realizan los mayores, pero por las vacías calles debo de pensar que sea algo más
temprano, pienso que saldrán mas tarde. La neblina de la mañana la hace
solitaria, no hay bares de cercanía abierta. Ya hubiera llegado a mi trabajo y
con suerte hubiera realizado cuando menos una venta. Deambulo en la mañana de aquí para allá sin establecer el recorrido.
A las 8,30 el medidor de pasos registra más de 4000.
Desisto del dominical viaje al Campito, y me vuelvo a la casa
a tomar un nuevo desayuno, esperando no se qué. A las 9 me vuelvo a la calle. A las 10 contacto con mi hermano Guillermo me
dice que va camino de San Juan de la Palma, entendí que a misa en la Amargura
de la que somos hermanos, me espera en la Iglesia de San Julian, que está
cerrada.
Caminamos el inicial recorrido con la cierta polémica que
nunca nos falta en nuestros encuentros, y alcanzamos la Iglesia no sin cierta
sorpresa pues la procesión de la Virgen del Rosario viene por la calle Regina , en
la puerta de la ojiva la hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza con mi amigo
Pepe Baena en representación espera la llegada. La callejuela Regina se perfuma
del paso de la Virgen del Rosario acompañada con una pastoral que nos anticipa
villancicos de un tiempo de Adviento que
esperamos también, Siempre esperamos. Churros en la Centuria.
El paseo por el centro y una vuelta pronta. Decidimos ir a Santa Catalina para comprar la lotería que es todo un ritual
que le compra desde hace varios
lustro al vendedor, un hermano del Carmen, al que llama Pepe, y yo le recuerdo que se llama Víctor al
que conozco desde que eran muy niño. No está, preguntamos por el y resulta que se llama
Manolo. Compramos las participaciones en
el tenderete que está en la puerta, a su espalda el paso tallado que estrenara
hoy la Virgen del Rosario de Santa Catalina. El año 2022 le recordáremos por
el numero de procesiones letificas que
nos proporciono este cálido Otoño.
Volvemos a casa por Feria, casa Mateo está cerrada, por
suerte no me gusta el bacalao. En Ómnium Santorum la virgen de Todos Los Santos
luce en un altar donde cinco sacerdotes concelebran una misa en la que un
cuarteto de cuerdas y órgano con voces canten el Gloria de Gounot . No podemos
esperar la iglesia esta al completo pero incluso se nos ofrece asientos. En la
Macarena un vigilante impide al paso a los fieles que esperan en la calle una
vez colmatado el aforo,.
De regreso solo nos queda el bar del barrio para tomar una cerveza
en la tabernita para despedir el paseo de 8.000 pasos. Queda la tarde y cuando menos aguantar hasta las 10 de la
noche. Que duro va resultar dejar de trabajar.
Sevilla a 1 de Noviembre de 2022-
Francisco Rodríguez Estévez