martes, 1 de noviembre de 2022

Los santos

 

Esperando

Hoy, a punto de cumplir 77 años, he empezado la prueba de la inactividad, ha sido un ensayo del tiempo que me espera y que me ha llegado después de 66 años activo. 

Será algo a lo que debo de adaptarme cuando por San Andrés pasaremos a ser jubilado  autónomo pensionista, ya sabéis, cortito, cortito.

En esta prueba que realizo el día de la festividad de Los Santos, todo era de temer y  nada tenía sentido en este ensayo de vida pensionista, donde ni con la hora cambiada me hacia permanecer ni un minuto más en la cama. A las 5, 45,  ya era el tiempo antiguo de las 6,45 en la que mi reloj biológico me toca diana. ¿Qué hacer en el ocio? Esperar.

Después de los ejercicios para la columna, y tomar una infusión con la que hace décadas comienzo mi día. ¡A Esperar!

No puedo volver a la cama, no hay sueño, a las 6,30 de la mañana una ducha, cosa que nunca tomé a esa hora acaso sea la primera actividad que será rutina en este  nuevo tiempo para que al menos me evite desprender el no deseado 2 Nonenal que identifica  la ancianidad.

 A las 7 siento ruidos en la terraza  tras secarme salgo cubierto con la toalla, está fresco el oscuro amanecer, no acierto saber de dónde procede,  veo una escalera que llega a la baranda y una soga pende de  algún lugar de arriba, un operario en mi terraza me da los buenos días, resulta ser un pintor de la fachada que estaba protegiendo el suelo de la terraza ante la posibilidad que el goteo no la manche.

A las 7,30 ya he desayunado, me he realizada la medición de la tensión, del oxigeno en sangre,  y temperatura con parámetros excelentes e inicio este primer paseo a ninguna parte de los que realizan los mayores, pero por las vacías calles debo de pensar que sea algo más temprano, pienso que saldrán mas tarde. La neblina de la mañana la hace solitaria, no hay bares de cercanía abierta. Ya hubiera llegado a mi trabajo y con suerte hubiera realizado cuando menos una venta. Deambulo en la mañana  de aquí para allá sin establecer el recorrido. A las 8,30 el medidor de pasos registra más de 4000.

Desisto del dominical viaje al Campito, y me vuelvo a la casa a tomar un nuevo desayuno, esperando no se qué. A las 9 me vuelvo a la calle.  A las 10 contacto con mi hermano Guillermo me dice que va camino de San Juan de la Palma, entendí que a misa en la Amargura de la que somos hermanos, me espera en la Iglesia de San Julian, que está cerrada.

Caminamos el inicial recorrido con la cierta polémica que nunca nos falta en nuestros encuentros, y alcanzamos la Iglesia no sin cierta sorpresa pues la procesión de la Virgen del Rosario viene por la calle Regina , en la puerta de la ojiva la hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza con mi amigo Pepe Baena en representación espera la llegada. La callejuela Regina se perfuma del paso de la Virgen del Rosario acompañada con una pastoral que nos anticipa villancicos de  un tiempo de Adviento que esperamos también, Siempre esperamos. Churros en la Centuria.

El paseo por el centro y  una vuelta pronta. Decidimos ir a Santa Catalina  para comprar la lotería que es todo un ritual  que le compra desde  hace varios lustro al vendedor, un hermano del Carmen, al que llama  Pepe, y yo le recuerdo que se llama Víctor al que conozco desde que eran muy niño. No está,  preguntamos por el y resulta que se llama Manolo. Compramos las participaciones  en el tenderete que está en la puerta, a su espalda el paso tallado que estrenara hoy la Virgen del Rosario de Santa Catalina. El año 2022 le recordáremos por el numero de procesiones  letificas que nos proporciono este cálido Otoño.

Volvemos a casa por Feria, casa Mateo está cerrada, por suerte no me gusta el bacalao. En Ómnium Santorum la virgen de Todos Los Santos luce en un altar donde cinco sacerdotes concelebran una misa en la que un cuarteto de cuerdas y órgano con voces canten el Gloria de Gounot . No podemos esperar la iglesia esta al completo pero incluso se nos ofrece asientos. En la Macarena un vigilante impide al paso a los fieles que esperan en la calle una vez colmatado el aforo,.

De regreso solo nos queda el bar del barrio para tomar una cerveza en la tabernita para despedir el  paseo de 8.000 pasos. Queda la tarde y cuando menos aguantar hasta las 10 de la noche. Que duro va resultar dejar de trabajar.

Sevilla a 1 de Noviembre de 2022-

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: