domingo, 23 de febrero de 2014


Un paseo al atardecer

 

Cada tarde me asomo, dando un paseo, alrededor del solar de la Encarnación. Una vez más ha  vuelto a aparecer este caos circulatorio que le organizan cuando, cada año, se monta el Belem.

Que explicación dirán que tienen estos extraños y caprichosos cortes navideños, aparte del “regalo” de la inesperada multa y la llamada a la grúa.

Ignoro si en alguna ocasión se preguntaran la ineficacia de este insufrible plan anual, y por consiguiente, las consecuencias del enorme colapso que siempre causa, esta ocurrencia  experimental, en la ronda histórica, y todo, para prohibir la penetración, de los vehículos, naturalmente al centro menos comercial del mundo.¡ Menudo invento!

Si continúan creando obstáculos, deberían de hacerlo con algún sentido, a no ser que este sea, lo que parece.

Contemplando la desolación del enorme fangal en lo que está convertido aquello, se puede escuchar  los comentarios que hace la ciudadanía acerca de la gestión municipal en este penoso asunto de ruina y trafico, tráfico y comercio, ruina y mercado, comercio y ruina, mercado y comercio, ruina del comercio y mercado en ruina, y ruinas en el solar del mercado.

Los  oirán de todos los colores. Son valoraciones espontáneas viendo el panorama, y no están faltas de razón, generalmente destinadas a la vergüenza que supone tener “eso” en pleno centro, y la falta de esta en los que deberían, desde hace muchos años, haber encontrado una solución. Algo que se supone demasiado.

Así pues, rojos, azules e incoloros, inodoros, e insípidos, no hay por donde cogerlos. En el interior del solar, la lenta y penosa jornada de operarios e historiadores acaba al atardecer, con su marcha,  aparece un hermoso y lustroso gato de brillante pelo negro, que anda a sus anchas, sin nada que se lo impida por las ruinas de Hispalis.

Siempre aparecen los gatos en las memorias del Imperio, les gusta tanto como los mercados. Por su porte le he puesto de nombre Emblemático. Es sumamente inteligente, no atiende mas llamada que la de una señora que cada noche le acerca agua y comida. En la Luna de Enero, con toda seguridad aparecerá, al reclamo de sus maullidos, llamada de amor, una tricolor, a la que he pensado llamarla Cripta.

 Dicen que para Agosto, aunque sea mes de vacaciones,  si todo marcha según lo previsto, comenzará la primera fase, esta vez sin cortes, como el trafico y sin  primera piedra, aunque lo merezca, de esta nueva versión que no es lo mismo, de mercado y museo, Emblemático y Cripta, como los gatos, y entonces, alguien tendrá que llamar a las dependencias municipales, para retirarles de allí como a coches. Pero no creo que suceda estas previsiones de “urnas”, la Encarnación merece algo mas serio.     

Sevilla a 22 de Diciembre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

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