No cabria esperar voces contraria
en la muy difícil, cuando la callada mariana es fiel a su voto, pero.... decir algo
que no dice nada, es algo que entra en lo paranormal, y viene a ser como cuando
el candidato dijo hace cuatro años lo del mimo. Sin palabras.
A nadie se le escapa que la gestión publica lleva implícita
una previsión de futuro, y esto naturalmente su estudio pormenorizado, efectuado a priori con
el máximo rigor, ya que no puede asociarse consecuencias, y resultados, al azar, a las
artes adivinatorias, a intuiciones, ni a palpitos, ni sensaciones positivas. Es lo publico.Basta el ejemplo donde nuestras autoridades, representando a la sociedad, toma medidas para evitar finales evitables como consecuencia del tabaco, del alcohol, y el sexo promiscuo, donde resulta obvio el futuro desenlace. Son medidas tomadas para el bien general.
Ahora se anuncia un nuevo servicio que afectará al urbanismo, pues
parece que cada vez se tiene más información acerca de cuantos espacios protegidos
fueron destruidos. Y es que no pueden estar en todo.
Tal vez sea por eso que no todos tengan la clarividencia que se le exige a la responsabilidad, de
tal suerte que uno no sabe que pensar cuando puede leerse que hay quienes no
tienen aun opinión, al menos hasta que no las vea, sobre lo de las setas de la
Encarnación.
Por lo leído, se detecta que para nada han servido paneles,
ni recreaciones virtuales, ni conocer el proyecto, cuando existen declarantes
del silencio, esos que no dicen nada, como Santo Tomas, que tienen que llenar las
pupilas de hongos para emitir una valoración, naturalmente a nivel personal, y
solo relativo a sus criterios, que sobre gusto nada hay escrito, y con la precisión
técnica de medir las palabras con pie de rey. ¿Que decir de tan respetable
opinión?. Valga el ejemplo del zapato.
“Resulta que iba un hombre descalzo por la calle, y al
verlo, una piadosa señora lo llamó para calzarle. Rebuscando entre los pares
que disponía, como Imelda, encontró uno que, de todo corazón ofreció al descalzo, pero este los rechazó.
La dama no acertó a comprender lo que pasaba. ¿Porque prefería seguir descalzo,
si ni siquiera haba hecho el intento de probárselos?
Ni que decir tiene que el precioso par era de firma, casi de
lujo, pero era de señora, con tacones de aguja y encima pequeños.
Pues, igual esta Encarnación no es la que se ha esperado
tantos años, ni hace falta ver las setas de firmas, para saber que serán tan caras
como los zapatos, y pequeña, demasiado pequeña, su plaza de abastos, e incluso puede que guste a
algunas personas, con o sin opinión hasta que las setas vea, pero seguro que, al igual que a los encallecidos pies descalzos, aquello
no entrará ni con calzador. Y después de verlo, que.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 12 de Marzo de 2007
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