viernes, 28 de febrero de 2014


La plumilla

Con la velocidad de la marea negra llegando a la costa das mortes me llegó la noticia de los "hilillos", tal que cogiera de sorpresa al mismísimo Robison de Camelle, que no pudo poner nada a salvo de lo que encontró en el mar para transformarlo en singulares creaciones con las que matar el hambre.
Si acaso mas rápido, las ondas vuelan para informar que en las excavaciones de la rampa de la Encarnación, que nadie se entere de la noticia, cuando esta trae que  se había encontrado un segmento de una plumilla. ¡Una plumilla! ¡ Un trocito de una plumilla!.
No tenia mas datos. ¿Seria procedente de un ave? ¿De una gallina, tal vez, ? De cuando en la plaza de abastos las vendían vivas, ¿ De perdiz, de sison, de avefría,? Vete a saber el pollo que van a montar. ¿Y si se tratara de una de las que adornaron el sombrero del Tenorio en una de sus incursiones  por el cenobio?.
También podía perfectamente pertenecer al casco de un armao de la gandinga, que la perdiera en un descanso reparador, e incluso  no se podría descartar que esta se desprendiera de una buchona de la Plaza Nueva, que revoloteaba las ruinas, cosa mas propia de un quebrantahuesos que de una paloma. Pero, ¿Y si se trata de un trozo metálico de los utilizados para la escritura?. A menos que se trate de un pájaro de cuenta, perfectamente podía haberla utilizado un escriba del Imperio, un orfebre andalusí, e incluso  el ayatolá de la madrassa, la madre abadesa y  la madre que la parió, a la pumilla naturalmente.
 Tampoco se descarta por el nivel del hallazgo que esta perteneciera al escritorio del gabacho alcaide, en incluso podía haber sido utilizada por un placero culto. en un momento de inspiración. ¡Nos han  jodido! 
Sevilla a 13 de Diciembre de 2002
Francisco Rodríguez Estévez

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