La plumilla
Con la velocidad de la marea negra llegando a la costa das
mortes me llegó la noticia de los "hilillos", tal que cogiera de sorpresa al mismísimo Robison de Camelle, que no pudo poner nada a salvo de lo que encontró en el mar para transformarlo en singulares creaciones con las que matar el hambre.
Si acaso mas rápido, las ondas vuelan para informar que en las excavaciones de la rampa de la Encarnación, que nadie se entere de la noticia, cuando esta trae que se había
encontrado un segmento de una plumilla. ¡Una plumilla! ¡ Un trocito de una
plumilla!.
No tenia mas datos. ¿Seria procedente de un ave? ¿De una gallina,
tal vez, ? De cuando en la plaza de abastos las vendían vivas, ¿ De perdiz, de
sison, de avefría,? Vete a saber el pollo que van a montar. ¿Y si se tratara de
una de las que adornaron el sombrero del Tenorio en una de sus incursiones por el cenobio?.
También podía perfectamente
pertenecer al casco de un armao de la gandinga, que la perdiera en un descanso
reparador, e incluso no se podría
descartar que esta se desprendiera de una buchona de la Plaza Nueva , que revoloteaba
las ruinas, cosa mas propia de un quebrantahuesos que de una paloma. Pero, ¿Y
si se trata de un trozo metálico de los utilizados para la escritura?. A menos
que se trate de un pájaro de cuenta, perfectamente podía haberla utilizado un
escriba del Imperio, un orfebre andalusí, e incluso el ayatolá de la madrassa, la madre abadesa
y la madre que la parió, a la pumilla
naturalmente.
Tampoco se descarta por el nivel del hallazgo que esta
perteneciera al escritorio del gabacho alcaide, en incluso podía haber sido
utilizada por un placero culto. en un momento de inspiración. ¡Nos han jodido!
Sevilla a 13 de Diciembre de 2002
Francisco Rodríguez Estévez
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