De pájaros
Por su
fabulosa imaginación, don Alfredo fue llamado con todo merecimiento, el rey del
suspense. De su creativa mente salió aquello de los pájaros, un furibundo
ataque a las personas de vida tranquila y sosegada. Con sus obras vino a marcar,
como un adelantado a su tiempo, una forma de sentir el miedo. ¡Que susto!
Los pájaros
de su película más emblemática, se hicieron peligrosos cuando la banda estuvo
acomodada en sus perchas de espera antes de la acción. Silencio, se rueda.
El
ataque de los pájaros sigue causando miedo, pájaros de mal agüero, nada que ver
con los beneficiosos insectívoros que actúan de ecológico sistema en beneficio
del medio ambiente.
Miedo
intenso del pajarillo que, en su remonte buscándose la vida, presiente el vuelo
de la rapaz dispuesta a cazarle, el cazador cazado. Temblores de muerte se
sienten si el rapaz es un pájaro harto de volar por los campos de cáñamo. Pájaro
loco. Del pájaro bobo nos libre Dios.
Incertidumbre
en “los pájaros” cuando no se anda por la ramas anunciando demoliciones y
reconstrucciones sobre papel, y revoleteo de los que, por las ramas de
paraísos, tipuanas, y grevilleas del pequeño bosque, en capilla de lo absurdo, sentirán
en su piel, de carne de pájaro, el escalofrió helado del síndrome de lo de la Encarnación,
al ver que tras la tala de sus acacias, otros realizan nidos de hormigón.
Los pájaros
de marras, que no de error, si no de terror intencionado, siguen causando tal pánico
que, a nada que se vea a tres juntos, vuelven las secuelas producidas y dirigidas
por Alfredo.
Otros pájaros
a tener en cuenta son los de ídem, en especial de aquellos que solo saben hacer
números de Kamasutra en equilibrios
imposibles y pico largo, tal como zancudas, y aquellos que deciden poner los
huevos en cualquier sitio a fin de que el producto salga a costa de otros y tal
vez por eso le digan cuco, pero estos no dan tanto miedo como los de don
Alfredo.
Sevilla
a 11 de Septiembre de 2008
Francisco
Rodríguez Estévez
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