viernes, 21 de febrero de 2014



Un proyecto difícil de explicar
 
Como aquello de los misterios inexplicables, nunca se sabrá si fue antes el huevo que la gallina. Así nos quedamos, que lo que no se puede explicar, nunca se llegue a comprender, y lo que no tiene explicación, además de inexplicable, tampoco se sabe explicar.
Lo de la Encarnación, misterio inexplicable, resulta que no se sabe explicar y por lo tanto no se puede comprender, (cosa que estaba prevista), y es pues que para que se va a explicar, si además no se entendería, pues lo de tanta modernidad no era cosa fácil de digerir. Pero hay algo tan cierto, como para que quedase recogido en la prensa, que la idea del mega-aparcamiento de la Encarnación, tenía su autoría con firma y rubrica, al igual que lo del mercado-sótano, tan aplaudido por los placeros, que destrozaban la Hispalis, de la que por los estudios realizados, se tenía sobrado conocimiento de su existencia.
 Acaso, lo que no se pueda explicar sea lo de la sostenibilidad, y lo de la vanguardia, si esta se tiene que buscar en el pasado mas agujereado del Imperio, por no decir lo de la originalidad, si se nos viene a la cabeza Metz y Hannover.
En el autobús, un video expone un pensamiento, una frase atribuida a Confucio “Hacer, sin aprender es inútil, sin pensar, temerario”, y no se por  que me recordó lo de la rampa. Y es que lo de la Encarnación, como todo lo inexplicable, siempre será un misterio.
Sevilla a 2 de Septiembre de 2008
Francisco Rodríguez Estévez

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