sábado, 22 de febrero de 2014

mosaico
La rampa

Después del  largo asedio al que fue sometida por el bastardo poder del invasor, este pudo comprobar que la plaza solo  la podrían tomar por la fuerza, para lo cual, construyeron una enorme rampa que les facilitaría el paso que aquel profundo obstáculo producía, y que impedía el paseo triunfal al que estaban acostumbrados.
Tardaron cuatro años en  realizar la colosal obra, mas pensando en la rendición  de los debilitados moradores, que en su propia utilidad. El asedio y la rampa como método de terror para provocar deserciones, tuvo el  efecto contrario.
Fortalecidos en su convicción  defendieron su plaza, baluarte de su cultura, de su  modo de vida, y  no le temieron para nada a  la construcción de la amenazante rampa, ni el frotarse las manos de sus invasores, ni  tan  siquiera,  el vuelo circular de los carroñeros. Nada pudo doblegarlos.
 Finalmente tomaron aquel reducto, banal triunfo, pues tuvo la consideración de la mayor derrota de aquella maquina de  guerra. Se dice que  al alcanzar aquel bastión desguarnecido y vacío, donde sus moradores prefirieron  perder la vida antes que la dignidad, dio comienzo la caída del aquel Imperio. Este pequeño relato tomado en un hecho real, me trajo por eso de la rampa y del asedio connotaciones, que podrían  aplicarse a lo que acontece en la Encarnación, aunque la conducta de sus defensores es en este caso, salir en desbandada, a como dé lugar, muy al contrario de aquella  que fue solidaria en la adversidad  que le causaron.
 Tampoco la rampa, aquella  consistió en rellenar aquel  enorme barranco defensivo, tratando de unir los espacios,   por medio de un gigantesco talud y en esta contrariamente se produce cavando  una enorme zanja  divisoria.
En cuanto al asedio, aquí no hay parangón  veintinueve años cumplidos, tendrían que ser los historiadores aquellos  que traten de encontrar  algún antecedente, que a lo largo de los siglos se haya producido de similares características de abandono e indolencia.
Con respecto al paseo triunfal  que tenían previsto tras su logro, y que acabó convirtiéndose en  él más absoluto de los fracasos, y cuyas consecuencias fue el inicio de una serie de errores  que les llevo a la desaparición del Imperio, seria aconsejable por los estrategas políticos tener en cuenta  las reflexiones que el pasado deja escrita.
Apenas pueden tener éxito ninguna empresa donde se vulneren derechos, ni mucho menos por la fuerza, pues siempre tendrán  defensores las injusticias, por  mucho  que la disfracen  de panacea  los adalides de siempre.
Sevilla a 14 de Marzo de 2003
 Francisco Rodríguez Estévez

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