Ay dolor
Eso que nos presentan ¡ay
terror!, desnudo y duro espacio, para el
fácil graffiti, ideal para pintadas y protestas, predispuesto al vómitos
y furtivas cagaleras, a meadas del efecto de las colas con ginebras. A eso,¡que
mejor! llamaron con acierto, encierro de A con asas, antes de convertirle en
esta guasa, que parece charlotada, desechos de cerrados y de tientas.
Esto que
nos presentan, jardines de macetones, colilleros sin sombras, ¡que pavor!,no
tienen en sus tiestos ni paneles que recoja esa energía que al Sol le sobra. Ni
el porte imposible que alcanzaron sus acacias centenarias arrancadas sin
demora.
Esto que nos presentan,¡qué calor!, piletas de aguas estancadas, baño
de la indigencia, ¡sin jabón!, tuvo en otro tiempo fuentes con carpas doradas,
antes que, seca y abandonada, los vándalos urbanos, esos que no faltan, como
afilada guillotina, el capitel le
arrancaran.
En perfecta hornacina que Helios remataba,¡ Sin pudor! Pomona sus
pechos nos mostraba, y en regazo de vértigo, curvas de Venus idealizada, con
sus brazos los frutos de una cesta sujetaba.
Esto que ahora ves,¡Vaya marrón!
Si logras asomarte tras las chapas, son ruinas de la Hispalis encontrada,¡ sin
temor!, dijeron: Primero:”-De eso nada”, y luego.- que serian respetadas. Acaso
mintieron al hacer la
afirmación. ¿ Lo ignoraban?
Que será
peor, hablar sin saber ,responder con la callada o hablar sin decir
nada. Esa cosa de granito soterrada ¡El corazón! Que dice que quiere lo que tu
quieres y que dice cuanto ama, llegó a imprimir en su programa que, el mercado,
bloqueado su expediente por quien en la Delegación manda,¡ Ya es valor!, decir
que de la forma tradicional y no otra, recuperaba.
Ese que aguardan los
placeros ¡por favor!, no digan que, eso, es lo que esperaban. Esto ¡oh dolor!
que ahora ves, campo de desolación, fueron un día parte de esta ciudad y de su historia. Acaso
pretenden ¡ Sin pudor! arrancarte la memoria, que olvides, sepultándolo en
granito, que entiendas el absurdo aunque
no quieras, que eso es lo que hay, y está sobre la mesa, y la plaza de abastos,
no hay manera de sacarla de debajo tierra.
Sin árboles que sombreen, ni
fuentes, que alegren las depresiones
impuestas, que triste será ver tantas
vacías escaleras, impropias de esta ciudad.¡Si al menos fueran
cuestas!.
Sevilla a 12 de Abril de 2003
Francisco Rodríguez Estévez
No hay comentarios:
Publicar un comentario