La
porfía
Hay que
decir que la seta en cuestión tenía un cartel indicativo, pero no el de su
precio, si no el de su peligro, y que de no haber sido por el rápido aviso que
a la urgencia sanitaria se realizó, para el lavado gástrico, que se tenia que
haber ampliado hasta sus luces, posiblemente el duelo y el crematorio del
avispado comensal no hubieran sido noticia. Un accidente más, de los tantos que
por desconocimiento y atrevimiento se lleva por delante a aquellos que se
tragan lo que tanto veneno tiene.
Lo peor
es que, después del susto y el gasto sanitario empleado, ganó la apuesta. Pues
ni el terrible phalo acabó con el, aunque si quedó, como se dice, un poco
jodido, tal vez por la cagalera.
Solo
recuerda que se reencarnaba en un monstruo de sombras, y en un túnel
interminable por el que venia un tren del que huía sin parar de correr. Está
visto que en el asunto de las setas no se aprende de las advertencias, siempre
alguien estará dispuesto a tragar, y mas por una apuesta. La apuesta de las
setas.Sevilla a 14 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez
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