Afortunadamente
Que más da después de treinta años, que nuevamente se
puedan parar las obras de la
Encarnación , si estas no se están realizando para devolver
su plaza de abastos a los comerciantes, ni a la ciudad lo que podríamos decir su
mercado central
¿Qué es una ciudad que no tiene mercado?. Solemos decir que el
mercado, la plaza de toda la vida, es un lugar a visitar en los viajes, un sitio especial que nos acoge y recibe, donde nos
permite mezclarnos con la gente del lugar, conocemos sus gustos, observamos sus costumbres cotidianas pasando inadvertidos en
su bullicio.
Vemos y degustamos sus preferencias alimentarías, admiramos las
mercancías expuestas y envidiamos su edificio generalmente emblemático, como
sucede en las capitales que tienen la suerte de cuidarlos.
Que más da que a
estas alturas se paren las obras, si estas no devolverán a sus anteriores
propietarios la cusa de su expropiación. Que más dan que se paren las obras, si
el motivo es conservar paginas de historias. Que más da que se paren las obra
de esos sótanos, donde están empeñado en hacernos creer, con lo que han pensado realizar allí , que
semejante bodrio ,aquello pueda ser un mercado, o es que se piensa que esto es
como una colonia de suricatas, donde el almacén de comida lo marca con su orina
el macho dominante, y todos escarban obedientemente.
Afortunadamente no se
pararan. Afortunadamente se conservará todo cuanto sea realmente valioso.
Afortunadamente se podrá documentar cada unas de las formas de vida que a
través de dos mil años
en sus entrañas se conservaron. Afortunadamente se recuperará tanto para
placeros como para los ciudadanos ese edificio que todos podamos disfrutar, y
cuantos nos visiten admirar. Afortunadamente
el mercado de la
Encarnación se construirá en superficie, por que nada tiene
que ver todo esto con la conducta de esos extraños animalillos.
Sevilla 19 de Noviembre de 2002
Francisco Rodríguez
Estévez
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