sábado, 22 de febrero de 2014


Afortunadamente

Que más da después de treinta años, que nuevamente se puedan parar las obras de la Encarnación, si estas no se están realizando para devolver su plaza de abastos a los comerciantes, ni a la ciudad lo que podríamos decir su mercado central
¿Qué es una ciudad que no tiene mercado?. Solemos decir que el mercado, la plaza de toda la vida, es un lugar a visitar en los viajes, un sitio especial que nos acoge y recibe, donde nos permite mezclarnos con la gente del lugar, conocemos sus gustos, observamos sus  costumbres cotidianas pasando inadvertidos en su bullicio.
Vemos y degustamos sus preferencias alimentarías, admiramos las mercancías expuestas y envidiamos su edificio generalmente emblemático, como sucede en las capitales que tienen la suerte de cuidarlos.
Que más da que a estas alturas se paren las obras, si estas no devolverán a sus anteriores propietarios la cusa de su expropiación. Que más dan que se paren las obras, si el motivo es conservar paginas de historias. Que más da que se paren las obra de esos sótanos, donde están empeñado en hacernos creer, con  lo que han pensado realizar allí , que semejante bodrio ,aquello pueda ser un mercado, o es que se piensa que esto es como una colonia de suricatas, donde el almacén de comida lo marca con su orina el macho dominante, y todos escarban obedientemente.
Afortunadamente no se pararan. Afortunadamente se conservará todo cuanto sea realmente valioso. Afortunadamente se podrá documentar cada unas de las formas de vida que a través  de  dos mil años  en sus entrañas se conservaron. Afortunadamente se recuperará tanto para placeros como para los ciudadanos ese edificio que todos podamos disfrutar, y cuantos nos visiten admirar. Afortunadamente  el mercado de la Encarnación se construirá en superficie, por que nada tiene que ver todo esto con la conducta de esos extraños animalillos.
Sevilla 19 de Noviembre de 2002
Francisco  Rodríguez Estévez

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