La tertulia radiofónica hablaba del pollo, y de las aves en
general, que pueden trasmitir la gripe aviar bien de manera directa, o a traves
de otra especie animal que quede infestada por la mutación del virus.
Al que por sus conocimientos llamaban profesor, indicaba
como mayor fuente de contagio entre humanos, junto al carrito del hiper, el
cotidiano saludo de estrechar las manos, recomendando que se evitara realizar
este, a partir de ahora, sustituyéndolo por una leve inclinación de cabeza, al
estilo oriental, o emplear el codo para dar un ligero toque en el antebrazo,
como confidencia, al saludado.
Así pues sera el codo, ese que se empina en los ágapes
acompañado de langostinos, y que se clava en el hígado del columnista, al que el
cordón umbilical de sus células madres no alcanza para tirar haciendo el sumiso
saludo, cual torito de cartón, será el método mas utilizado, para no tener que
apretar las sudosas, las frías, cuando no esas flácidas que dan tanto asco.
Según esta opinión, serán pues los políticos, tan dados a
darla, un foco de transmisión de lo que deje el pollo pegado en tantas manos,
por lo cual, cuando aparezca algún gallito en el mercado electoral, lo
razonable debe ser salir de najas, antes que aparezca el síndrome fujiyama del
torito de cartón, para evitar ese apretón capaz de inocular los efectos
empuñados, que nos clone para parecer
perritos de salpicadero.
Sevilla a 12 de Marzo de 2006
Francisco Rodriguez Estevez
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