Esta propuesta viene de la reflexión de tanto silencio como
existe en un tema como el de la Encarnación, que grita desde hace 34 años de eterna
provisionalidad. Acaso no tenga, incluso viendo las torres que están
levantando, el merecimiento de un comentario, pero queda realizado el
ofrecimiento. ¿De qué Encarnación hablamos?
-De la del ayer, con su gran mercado, de aquella que hace
cincuenta años permitió el ensanche creando una plaza donde aun luce la fuente
del mercado, la fuente más antigua de las existentes en nuestra ciudad, y que a
punto ha estado de quedarse fuera del proyecto de las setas. Acaso de aquella del
tranvía que la circundaba, para perderse en la estrechez de Imagen.
-De la que pudo ser, con la recuperación de la plaza de
abastos, de no haberse dado todos los condicionantes negativos que durante
treinta y cuatro años encontraron las distintas administraciones para
justificar con trabas e impedimentos, en su efímero paso de poder, cual de
incompetente han sido en este asunto, permitiendo por tres décadas la
existencia de mayor solar de Europa en un centro histórico. De la de los
damnificados vendedores del provisional mercado, permitidos en el tiempo en una situación postergada, y a la ciudad sin
un mercado central.
-De la que será, con sus pros y sus contras, con sus
aplausos y sus burlas. Tan distinta de maquetas y paneles, tan premiada y placeada,
tan cara, tan dura, tan extraña como descontextualizada, que se necesitatrá
algo mas que poinsetias y mitorajes para cortar la cinta además del trafico.
¿De que hablamos? de la plaza, del mercado, de
aparcamientos, de circulación, de peatonalizacion, de las paradas de autobuses,
del caos circulatorio, de la rampa a ninguna parte, de la carga y descarga, de
la zona azul, de los árboles talados, de los urinarios municipales. Tal vez la
del metro, o la del metro tren, o la de las cuatro piedras de una Hispalis, que
nadie quiere ver.
Podríamos empezar, tal vez, por tantos años del solar, por
los múltiples proyectos, por las concesiones……., acaso por los silencios.
Quizás, por el concurso, por la placa armada, por las
indefinidas bases, por la composición del jurado de prestigio, de los ignotos criterios
selectivos, su valoración, el acta, o cambiamos de rumbo y lo hacemos de las
modificaciones, de las alineaciones alteradas, el in situ, las excavaciones y
sus prisas.
Porque no, de iconos, de escarbaciones, de antiquarium, de
la azotea visitable, de los lucernarios, de la epatante cubierta, de pinos
finlandeses, de la energía solar olvidada, de la sostenibilidad, de las sombras,
del mirador panorámico, el restaurante en altura, la conservación de los
ascensores, la limpieza del conjunto, las escalinatas. ¿De que Encarnación
hablamos? De los meaeros, o de las escalinatas..
Y que podemos decir, del eje norte-sur, de macarena a la
giralda, utopía soñada, del mercado como locomotora del comercio, del
paisajismo micologico, de la modernidad, del atrevimiento y de la osadía, de
las estructuras rompedoras, de los ficus de San Pedro y cimborrios de la
Catedral, como inspiración recreativa, del zarandeo que nos despierte. De los
parterres de buganvillas, de la ski line, de normas y leyes vigentes.
¿De que hablamos?, del urbanismo de la Hispalis, o del
urbanismo hispalense, de movidas y botellodromos, de urinarios en la azotea, ¿de
la plaza de abastos?, de la sinergia que producirá en la zona de influencia.
¿De los dedalitos?, de Barcelona, como referente de esta
ciudad, del sueño que se construye. ¿De que hablamos?, tómese su tiempo, pues
si se decide, quizás sea lo único que podemos hacer, hablar.
Sevilla a 25 de Enero de 2007
Francisco Rodríguez Estévez
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