Se anuncia otra vez mas un final para que finalice lo de la Encarnación.
Un nuevo principio de obras, una nueva piedra, una nueva fase de una nueva
edición, una obra nueva, un nuevo proyecto.
Definitivamente el doctor quiere demostrar que existe la
voluntad de empezar a como sea. Se le agotan los plazos para el veredicto.
Existen razonables dudas de que jamás pueda ser entendido
todo lo que a esta plaza de abastos le aconteció desde la primera mentirijilla
del ayuntamiento del tiempo de los miedos, de cuando la expropiación por
razones de interés general, hasta esta maldad, que tanto miedo causa, del
concurso de (malas)ideas.
Un best seller, un culebron, una parodia al desatino. La
aporía, el enigma, el misterio, el enredo y el galimatías de la Encarnación tan
solo es la gran mentira, a la que la sociedad, pasiva e indolente, vuelve la
espalda.
Justo hace un año del milagroso encuentro con la
paleocristiana. Su ábside de Oriente permanece enterrado bajo los escombros
almohades que fueron peinados por las sondas electromagnéticas, para dar además
de su exacta ubicación, el valor e importancia de la misma y que alguna vez
tendrá que excavarse.
Un año de paralización oficial, con un concurso en medio. No
dejó de ser este una salida airosa, una medida impoluta a las maculas de las
maniobras partidistas. Clarito como el agua, ideas que no proyectos.
Para no tener que darles mas vuelta que un derviche al
asunto la selección, secuencia críptica, cadencia numeraria, para los criterios
de meritos se prepara una ambigüedad para unas bases abiertas, tanto que cabía
cualquier ocurrencia, y escoger diez aparecidos para un milagro, como el
gangster de la manzana.

Debería de buscar un emblemático con firma de prestigio,
pero de eso no queda en las estanterías de este encuentro con la II Fase de
este enésimo intento. A la Encarnación le está haciendo falta un milagro, pero
este nos remite a la realidad. ¿Qué hacemos para merecerlo?. La verdad es que
poco, o nada, pero tampoco nos merecemos
lo que acontece, aunque el chiste era la diabetes, y también se sufre.
Ante el cariz que está tomando el asunto, mas que nada para
ajustar los plazos, y buscar las partidas, aparece la duda de, o poner unas
velas a San Judas Tadeo, o dos negras.
Sevilla a 9 de Mayo de 2004
Francisco Rodríguez Estévez
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