viernes, 31 de octubre de 2014

La mascota

La cabeza además de atesorar la mayor parte de los sentidos, encierra la racionalidad y el pensamiento en la mollera, razón de más para protegerla cubriéndola.
La cabeza pensante que razona y discurre una situación, obvia la fantasía en el método. La Encarnación, Hidra encefalopática, tiene tantas cabezas que parece que ninguna piensa, aunque a veces, a algunas, se les ocurren cosas.
La última ocurrencia ha sido lo de querer ponerle a la Encarnación una mascota, una moda que sirve para reconocer algo, y parece que el solar ya se merecía ser identificado, y lo mejor no ha sido pensar en construir, “chapeau”, hay que descubrirse.
Una idea elaborada con el sentido que da la mano, el del tacto, pero que es de quitarse el sombrero, vamos.
No aparece en las bases de este concurso, a diferencia del de ocurrencias arquitectónicas, el elenco de la nomina de componentes del jurado calificador, pero a tenor de lo especifico del tema, con toda seguridad este será evaluado por Padilla, Maquedano y Roche,, prestigio por montera, y de secretario Antonio García. Conocedores y expertos en mascotas, que encontraran entre las presentadas las cualidades que identifiquen a esta con la Encarnación.
Las mascotas tienen un leguaje de signos, tal vez la mejor opción pueda ser el catite, sobre pañuelo, tipo Curro Jiménez, que encarna el bandolerismo y el expolio. El cartón de capirote la humildad y el sacrificio. Pero por la severidad del asunto merecería premiarse el tricornio de charol, y por lo castigado que está el asunto el castoreño resultaría elegido. Por lo del mercado no estaría mal la mitra persa, y el tocado del Rey Baltasar por la experiencia política. El docto bonete, el elegante Panamá, el sobrio hongo, el emplumado tirolés, el brillante del clown, el andaluz de ala ancha, también llamado cordobés, el de copa, por las invitaciones, el jipijapa, el de teja, el calañés, el aventurero salacot, y el charlotesco bombín, no le andan a la zaga, en definitiva no será nada fácil determinar la mascota que cubra de ironía esta descubierta Encarnación, aunque el huchicol mexicano taparía bastante. El problema surge cuando se empeñan en llamar esta tapa cabeza, Encarna, así en femenino, en cuyo caso lo mejor sería premiar a la elegante pamela, o bien a la servil cofia. De todas maneras este asunto tiene el sentido del bravo bonete.
Parece que todo está que la lección sea un animal, y queda entre la resistente tortuga, y el deslizante caracol.
Sevilla a 7 de Febrero de 2004

Francisco Rodríguez Estévez

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