Aunque pueda parecer lo contrario, pocas cosas en ámbito público pueden realizarse así por que sí. Está claro que, lo de la noria, también tiene su sentido, por lo que es de agradecer esa ingeniosa propuesta que preparan, al objeto de que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de columpiarse, e incluso tener una visión distinta de la ciudad, cosa hasta la fecha, que solo era propia de los abnegados ediles,
Este evento de óptica igualitaria, donde todos pueden ver lo
mismo, se mire por donde se mire, permitirá a cuantos se suban a la cabina,
para ser elevados, comprender desde las alturas, cuanto pasa y cuanto se
atasca, e incluso el pasado esplendoroso que dejó el tabaco, antes de la
persecución de sus adictos fieles, y la muralla almohade, de antes de la
expulsión de los infieles constructores.
Es evidente que tiene su tirón la diversidad, por sus de atracciones, de este imán que para chicos
y mayores supone tener una calle del infierno permanente,(que no es que esté en
obras de esas que no se terminan nunca, ni que bajo ella avance, por el hueco
horadado, la Giralda)), lo cual crearan
en la ciudadanía nuevas sensaciones,
para llegar a entender lo que significa darle vueltas al asunto. Cosas del
tiovivo.
El objetivo se centra, antes de que se acaben los años de
diversión y el corazón aguante los puenting, realizar las barbaridades propias
de la inquietud y atreverse a cualquier cosa. Esta visto que ha pasado el
tiempo de los cacharritos, de las arquitecturas de madera, juguete didáctico de
construcciones imposibles, pero es que el tacto de la caoba, crea una adicción
sin descanso y un regusto por el vértigo
de las emociones fuertes, que no es saciada con el cheminova de toda la
vida para experimentar esas
investigaciones de ceesei casero. Sobre todo, cuando “cuecen” amanitas para
reencarnar el paradigma micologico. Como para no darle vueltas .
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla 30 de Enero de 2006
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