viernes, 3 de octubre de 2014

Tan lejos, tan cerca

Es cierto que si se espera mucho, se puede hacer tarde.
 En estos cuatro años en los que la suerte me envió a pasarlos en el laberinto de las setas, soportando cada día el tener que ver lo mal que está distribuida esta plaza municipal de abastos, donde aparte de las mil deficiencias constructivas y la de sus inapropiados materiales, comprobar que también  habían logrado hacer de aquello un espanto anticomercial en el que apareció la desigualdad por un absurdo diseño, por cuanto dispusieron demsiados elementos negativos como  calles interiores sin paso de público,  un bosque de columnas , un pésimo recorrido y una peor distribución,  y las puertas se colocaron en los lugares más inapropiados.
Se dice que existe una anécdota de primer curso de ingenieros en esta dificilísima especialidad universitaria, en la que se determina como referencia al alumnado que no hay mejor método para realizar la trazada de un nuevo camino en abrupto terreno que, para no caer en errores de precisión, lo suyo es soltar al burro.
 Otra cosa que me contaron de cómo urbanizan los diseños de plazas nueva construcción en no sé qué países del norte de Europa, pues en principio no se le pone nada, ni se realiza ninguna delimitación,  y a las pocas semanas son las personas las que con el uso marcan la optimización del recorrido.
Existen tratados sobre diseños de distribución en las grandes superficies, pero es evidente que al ocurrente de este laberinto aquel dia no asistió a las clases. Por otro lado merecería saberse que para nada este resultado no es tal el que el arquitecto alemán quería, así lo manifiesta, y así fue pues parece que a este diseño de anónima paternidad no se le pudo ocurrir a nadie.
Desde el primer momento, en cuanto el reglamento de mercado estuvo desaparecido en combate, ya marcaba la insuficiente anchura de los viales, las características del poroso suelo de un granito desaconsejado y la falta de ventilación, así como las oficinas de los inspectores, la dirección y laboratorio, servicios y aseos en suficiente número, pero todavía cabía la posibilidad de que al menos cumplieran la Ley de accesibilidad y colocaran una puerta en el lugar más apropiado, y por lo visto como las responsabilidades actuales no tienen técnicos que encuentren el lugar exacto para colocarla, no solo una cuando lo mismo convendrían que fueran dos, o tres, lo mismo tendremos que traer al burro, pues al menos por respeto al  publico que después de cuatro años la sigue buscando donde no la dispusieron.
Los acontecimientos actuales de malestar han dado al traste con toda la intención de continuar, no ha llegado la oferta que de haber tenido la puerta, que ni con el argumento de la diosa Ceres, atrajo la posibilidad de una jubilación a tiempo. Acaso he esperado mucho, acaso aun no sea tarde y aparezca, quien sepa que a nada que se ponga una puerta no solo mejorará la plaza, y el laberinto se clarificará para suerte de los clientes  que encontraran la salida tanto como la entrada y la desértica calle que me toco en la suerte de las setas será acaso el mejor punto de venta, pero lo mismo es para otro.                                                           Cuatro años buscando posiblemente donde no se encontraba esta puerta para dejar todo esto, y mira por donde estaba tan cerca que no podía ser de otro modo y cuando esta se instale la travesía central generará la sinergia que por el momento se muestra ausente en el lánguido mercado municipal-.
Sevilla a 3 de Octubre de 2014

Francisco Rdríguez Estevez

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