sábado, 25 de octubre de 2014

El yacimiento

El estudio arqueológico aparte de las prisas, tan solo permitió excavar en la cuadricula central, prácticamente un tercio del solar, y  los resultados, por la importancia de lo encontrado, tuvieron tal potencia, que rompieron todos los esquemas.
Faltaban  dos tercios aún por estudiar pero es de esperar que no se nos quedaran en la incógnita, al no poderse llevar a cabo.
Las medidas de seguridad, como argumento de urgencias, obligaron el anclaje de los muros pantallas del perímetro de la Encarnación. Se trata de evitar los posibles desplazamientos de las descomunales piezas, enormes placas de algo mas de veinte metros  de altura, fabricadas in situ con hormigón armado, con objeto de realizar los inviables aparcamientos.
Sin necesidad del vaciado total, puesto que no se puede bajar de la cota del yacimiento, los peligros quedaron minimizados, no obstante han impedido el estudio detallado de un periodo de doce siglos de la historia de esta ciudad. Todo por saber, ya se sabe.
La debilitada capa de sus machacados escombros, apenas amortigua el peso de la enorme maquina, lenta y molturadora, circulando sobre ese  delgado colchón protector.
Estos trabajos de seguridad, carecen de la dirección arqueológica que extreme los cuidados, sin los cuales, la escarbación llevada a cabo, pueda poner en peligro la excavación  pues a poco que den algunas vueltas de mas con esa pesada maquinaria sobre esa fina capa de tierra  lo más seguro sea que no aparezca nada más que el puré de ladrillo, en lo que podría convertirse el valioso yacimiento.
Sevilla a 21 de Julio de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

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