domingo, 12 de octubre de 2014

Carne y religión

Mientras que las comunidades científicas recomiendan la carne, la de comer, y la otra, también llamadas de mantel y cama por sus grandes beneficios, las esferas religiosas en general se empeñan en parte a prohibirlas.
Que países y naciones, por sus creencias abominen de su dieta las excelencias del cerdo, y otros las de la ternera, choca tanto, como que durante ciertos días al año, en nuestra cultura tengamos por temor al pecado que privarnos de toda, las de comer y las otras. Resulta paradójico que mientras crece la población se reduce el consumo cárnico y aumenta el de preservativos.
Hace algunos años, de cuando para poder pagar los pisos se cambió el puchero con todos los avios, por desecados caldos de pollo, y los finos escalopes de agujas en salsa, por vete ya saber que cosa congelada, esta dura economía, hizo a muchos cambiar los excelentes hábitos, cambiaron los regalos al paladar, por otros alimentos, en especial los  de huertas que desde entonces deben ser enriquecidos en la cocción con liofilizados de origen animal para que nos hagan olvidar el recuerdo químico de los viveros.
Privarse de la denostada carne de vacuno, perdido el habito, ya no supone esfuerzo alguno, distinto parece lo de la otra, con la bajada de los precios, casi de regalo, que se estás más  dispuestos al pecado.
El consumo de carne ha bajado tanto que, en la actualidad, estamos en menos de un tercio que entonces. Debemos creer que en breve, las religiones cambien estas normas, pues estoy convencido de que la carne no puede ser malo para nada, lo malo con seguridad es otra cosa que nos metemos o nos lo meten, pues estas privaciones no hacen, ni de lejos, que seamos mejores.. 
Sevilla a 24 de Noviembre de 2004

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: