lunes, 20 de octubre de 2014

Antes misterio

Nunca puede encadenar el compromiso con una causa justa, es por el contrario un sano ejercicio de libertad, una sarna con gusto. Coger la pancarta reivindicativa de aquello que sus motivos se abandonan a una suerte inmerecida, sabiendo que necesita un trato diferente, y menos perjudicial del que le otorgan, lo hace obligado.
Caída en la apatía, en el silencio y el conformismo, a la Encarnación le sobrevino una solución desesperada. Una solución  tan negra y peligrosa como un agujero, y no precisamente de la capa de ozono.
¿Cómo se puede estar conforme? A menos que siendo ignorante es como nada preocupa. Para que saber.  La plaza de abastos de la Encarnación, desaparecida y sus placeros en la provisionalidad pasivos e indolentes, ignoran o no quieren saber que por capricho de las personas que ocuparon un lugar en la responsabilidad, junto con la desidia, los temores y el enrevesado ensimismamiento de los enjaulados damnificados, pudieron convertirla en una galería subterránea, y encima, para más penoso y lacerante asunto, nada menos que pretendían poner ¡¡locales comerciales!!
Divulgar semejante atropello ante la pasividad de los silentes comerciantes en eterna provisionalidad, y sobre todo a esta callada ciudad, a la que podían haberla privado de un edificio público con característica cultural y etnológica propia, que ciudades como Barcelona y Valencia, conservan para el disfrute de sus visitantes.
Este desafuero motivó que esta aventura epistolar fuera creciendo gracias a la generosidad de los directores de prensa que tuvieron a bien publicarlas.
 Desde que esto ocurre, nos hemos venido aglutinando un importante grupo de dispersos colectivos ciudadanos, de tal suerte que, su fuerza a ejercido para motivar  en la opinión a muchos más, circunstancia que, junto a otras, por solidarias, podía ser la justa causa de que se haya podido cambiar toda la trama que para la Encarnación tenían urdida.
Lograda in extremis la salvación de la tradicional plaza de abastos, mantengo mi compromiso, que espero no cancelar antes de la inauguración del emblemático, con los verdaderos artífices del milagro de la Encarnación, antes misterio, ustedes los lectores de estas cuitas que se molestaron en leerlas, y  pienso que por amistad, cariño y solidaridad me hicieron llegar su preferencia y adicción,  a esta extraña manera que tengo de contar las cosas. Estilo raro.
Sevilla a 21 de Octubre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

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