lunes, 5 de julio de 2010

Llegar, o no llegar. (Tocala, Sam)

Medidas modernas

Si puede leerse, seguro de que lo ha dicho. No hay necesidad ninguna de ir descontextualizando declaraciones para extraer un titular cuando, vienen dados en cada frase.
“En el cierre al trafico del centro, está todo previsto”, y al motorista le entra la risa floja mientras desayuna la noticia, y uno no sabe si es por lo del cierre, o por lo previsto.
La medida, que está considerada por sus autores como algo único en el mundo, evitara que se pueda coger el coche propio, ese que paga impuesto de circulación, pasa la ITV, consume gasolina, seguro de automóvil, y tiene que quedarse a la intemperie y a merced de cacos, y traviesos rompe lunas y araña pinturas, por la sencilla razón de que no todos podemos tener aparcamiento en el centro de nuestra ciudad, especialmente por no disponer de los euros que cuesta la plaza de garaje, que selecciona a los ciudadanos entre los que pueden pasar y los que no pueden pasar por el mayor casco histórico de Europa. Eso si, puede que todo cambie en primavera, o, no.
Se ignora el numero de profesionales con despachos, bufetes, y consultas que con esta medida llegaran a sentirse en breve como los comerciantes de la eterna provisionalidad pero pronto se encontraran tan abatidos que sentiran el peso de la sombra, como un parasol clavado en las entrañas, con esta medida que se le impone al centro del centro, como puede ser llegar sano y salvo de multa, a lo de la Encarnacion.
“Esta nueva medida RESTRICTIVA favorecerá al turismo. Es lo que recoge la noticia, que con seguridad es frase muy propia del dicente, pero por eso no deja de parecer desacertada. Manda huevos.
Así cualquier hijo de vecino que viva en extramuro, y trabaje en intramuros, para colmo como autónomo, y abone el IBI, el IAE, en este ayuntamiento, consuma agua de los servicios municipales, abone las tasas de basura, y por no tener plaza de aparcamiento en intramuros se vea obligado a caminar la mayoría de los días, gracias al deficiente servicio publico, pues ese hijo de vecino, ese que vota, a favor, o en contra, en lugar de verse favorecido por la gestión de lo publico, posibilitándole aparcamientos para que su coche no se le pudra en extramuro, para que no se quede a almorzar muchos días en intramuros, bocadillos y tapas, sabiendo que no puede ir a casa pues, entre la demora de los autobuses, cuando no la lluvia y cuando no el calor, apenas le quedara tiempo para retornar a este centro blindado, especialmente para los turista, que según se lee serán los auténticos beneficiarios, y acaso por eso sea mejor exiliarse en Reykjavik,(Bahía de humos) para echar los malos al volcán, y sentir con satisfacción, montadito en el tren del “monte gurugú” de la modernidad que esta ciudad lo aguanta todo sencillamente por que es eterna.
Sevilla a 5 de Julio de 2010
Francisco Rodriguez

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