miércoles, 21 de julio de 2010

Contra corriente

De la calle



Es chascarrillo viejo, aquel del bailarín que en su libertad sexual gustaba y practicaba lo que le venia en gana, siempre respetando la legalidad vigente y en el uso de sus derecho, como a todo ciudadano y ciudadana, y mira por donde se quedó sin empleo, como cualquier ciudadano y ciudadana, y por encontrar trabajo no dudo, como cualquier ciudadano y ciudadana, embarcar en un mercante como cualquier electricista, en claro intrusismo laboral, como cualquier ciudadano y ciudadana que después de estudiar una carrera que no ejerce, acaba haciendo algo para lo que no estaba preparado, y siguiendo con nuestro bailarín colocado de electricista en un mercante, con buena paga, comido y bebido y en pensión completa, que aparte de reponer dos bombillas en los retretes que lo mismo servia para los compañeros, que para las compañeras, pues lo de la paridad le había cogido al monocasco sin las adaptaciones exigidas para la navegación, que diran que vino a ocurrir, pues que a pocos nudos de la costa se produjo un cortocircuito que dejó sin luces a los compañeros y las compañeras que estaban atareados en las faenas propias, y en la oscuridad aumentaron las alarmas. Ni que decir tiene que nuestro hombre se mantuvo escondido, acaso esperando que aquello se reparara subitamente, nada mas lejos, fué entonces cuando los compañeros y las compañeras, lo buscaron afanosamente, pues era evidente que el supuesto electricista tenia que ser el responsable de que en la nave no faltara la iluminación, y ahí le vino esta, que después de tocar con el comprobador distintos terminales, en alarde temerario, y pasado suficiente tiempo sin reparar aquello, los compañeros y compañeras, empezaron a sospechar de los meritos y conocimientos que en electricidad podía tener el bailarín, por mas que su cargo y sueldo en el barco fuera de electricista. Ni le tembló el pulso a la hora de enfrentarse al capitán que se estaba impacientando por la tardanza empleada en reparar aquello, y asumiendo la responsabilidad, no hizo otra que descargar la culpa del problema planteado y por lo tanto la causa del mismo nada menos que en algo tan ajeno que parecía un chiste, y delante de los compañeros y compañeras, no dudó en dar la explicación expiatoria , “ mi capitán, no busque el problema en el barco, pues la avería es de la calle”, y se quedó tan pancho-

No hay comentarios: