jueves, 8 de julio de 2010

Fallo, luego acierto

El andamio

La única referencia que tenía en esto de andamiaje tubular, era la portada de la feria, que como todos sabéis es una arquitectura efímera, construida con finos paneles, ensamblados y decorados, según el diseño que cada año resulte ganador.
Esto del andamiaje tubular es algo que cada año empieza con el rito ancestral del apretado de tuerca, donde no faltan ediles, correveidiles y liberados, mas para la foto y para el piquislabis posterior que en la privacidad se monta para los concurrentes, no deja de ser labor ardua y delicada que lleva un proceso de no menos de dos meses largos.
En lo de la Encarnación se está montando el andamio, de igual manera que se podía montar el pollo, e incluso el metro.
No hay mas de ocho operarios de gorro amarillo, son los que instalan esa enorme maraña de tubos, que cabe imaginar, preparan para facilitar el ensamble de las piezas de lo que formara la gran nube, que así se llama en los planos la cubierta que revestirá los estípites y la zona intercolumnio para crear la umbrela que dejará a lo de la Encarnación bajo la gran sombra.
La eficacia de los operarios, aguantando el calor, hacia sospechar que estos no podían ser alemanes, como aquellos que vinieron aquel 18 de Julio para erigir el tótem de madera, y a los pocos días acabaron deshidratados y de un rojos carmesí encendidos, al punto que se marcharon de inmediato, cuando apenas habían colocado unos pocos tablones de la madera que trajeron, pues el resto se quedó en Finlandia, de lo que era un proyecto imposible………………
Corren estos instaladores de tubos en esta tarea inicial, si le comparamos con aquellos de la portada, pues apenas en una semana, los tubulares del andamiaje han unido la seta dos con la seta cuatro, y en nada, la dos llegará hasta la uno, y teniendo en cuanta que tres y cuatro ya vinieron unidas por la cabeza, como las Bijani, que tuvieron el final al separarse, pues todo parece indicar que la operación quedará lista para recibir todo el maderamen, bien los “kertos”, con pasantes metálicos, bien el laminado sellado con resina patentada y remaches a pistola, e incluso con los tablones de “maderametalica”, machihembrados y pegados a la antigua usanza tal como aquel concejal nos anunciaba, al enumerar las bondades del proyecto, cuando era imposible.
Sea como fuere, la cosa ha cambiado desde que el nuevo responsable sin importarle que aquello se hubiera ido de las manos, se echó el metrópol, no, el “parasol” a las espaldas, para decididamente acabar ese icono empestillado, antes de que se acabe el mandato y pueda esgrimirse que, al menos este, fallida la torre uno, y fallada la torre dos, seria recordado por sus fallos, mas no quedaba otro remedio que presentar las phaloides, para darse el gusto, y hay que ver como corren.
Sevilla a 8 de Julio de 2010

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