jueves, 15 de julio de 2010

El profesor

El sarcófago

Al profesor de Arquitectura, una vez jubilado, le crece el tiempo, que no el pelo, y dispone a su capricho de cada segundo que libera Cronos para emplearle como le viene en gana.
Es su afán aconsejarme que deje de escribir de lo de la Encarnación y gaste mis energías en otras encarnaciones, pues a su parecer dedicarle una palabra mas a esta Encarnación de mis carnes, Encarnación de Sevilla, madre de todas las “encarnaciones”, es algo que aburre hasta a las ovejas, y por ende al “pastor” que se va a la Extremadura, como quien dice, por mala traducción, a lejana e inhóspita tierra, peor si se hace referencia a los extremos del Duero, y tampoco cabe aquello de que fuera “ a lo ultimo”, como un nuevo “Finisterre”, sea lo que fuere, mas si fuera frontera, que parece ser el origen que en Wikipedia le dan a “Extremadura”, que es lugar a donde mando a tomar viento fresco al amigo “pastor” que se aburres con mis escritos de lo de la Encarnación.
La cosa ha venido por aquello de que, tal como si en su mente se le hubiera alojado la nueva piedra Rosetta para descifrar del tiron el misterio de lo de la Encarnación, y por lo que parece, en su sueño, ha interpretado todo el significado de lo que son, y que significado tienen las “setas”
Por ese motivo ha descargado súbito, todo el vaticinio que pudo elaborar tras la consulta al oráculo, y deduce, e interpreta, que lo de la Encarnación es la nueva pirámide, que aguarda al faraón para que este descanse en el sarcófago de piedra come carne, que son los auténticos sarcófagos.
Falta saber quien es el muerto, a falta de faraón, por más que haya más de un finado, en el asunto.
Nada nuevo. Ya tenia predicciones anteriores de que se trataba de un “hipogeo”, cuando lo del sótano, e incluso que fuera mastaba, por aquello que se le ocurrió a los mismo que se identificaron con el Taj Mahal previsto en San Pedro, donde los ficus inspiradores de “setas”, nada menos que hechos con jades verdes y mármoles blancos, y donde me dejan lo del mausoleo.
En todas las predicciones lo de la Encarnación acaba siendo una tumba, pero por aquello de que no se vuelva a lo de la memoria, y menos a la histórica, lo mas deseable antes de que aquello más que tumba sea cadalso, podría tener un final sin cuerpo ni cenizas, una vez se indemnizara a los damnificados.
Lo mismo el parasol podría servir, puesto que también puede representar al metrópol enterrado por aquello de que, a falta de carne absorbida en el sarcofago de piedra, bueno sea el cadáver de un metro inexistente, y todo el espectacular conjunto forme el “Cenotafio de Sevilla”, con música del bolero “dos cruces”.
Ni que dudar que el “cenotaphium” , junto al “planetarium”, y al “antiquarium”, complementarian sin necesidad de cadáveres, mas allá de los políticos, este conjunto imposible, que se ha “ido de las manos”, que tiene el síndrome del perro, pues el “nunca lo haría”, que se olvidaron de la sostenibilidad que se exporta a Arizona, y que la estación del metro del “metrópol” no cabe por un error de calculo, y que el dinero que se ha tragado tenia otro destino, a la madera la refuerzan con elementos metálicos y emplean en los ensambles pegamento de diseño, que el mirador ya no es para que suban los pobres para que puedan ver los tejados antes de guarecerse en los cartones, y hagan puenting la juventud, y trial de motos por las escalinatas, y skateboard por los fustes de los parasoles.
Sevilla a 15 de JUnio de 2010
Francisco Rodriguez

No hay comentarios: