Si todo continúa con la impredecible previsión, y nadie lo
remedia, es de temer que la propuesta de solución para el solar del
desaparecido mercado de la Encarnación, después de treinta y dos años, se
convierta en uno de los mayores desencantos dentro de los posibles, casi
rayando el absurdo, como consecuencia de enorme cúmulo de desatinos llevados a
cabo, y que alguna vez, o tal vez nunca, puede que se expliquen para llegar a
entender algunas determinaciones extrañas, y tanto extraño silencio.
Por enésima vez, de nuevo vuelve a encontrarse la obra en
esa fase de paron a la que tan acostumbrado nos tiene. En esta ocasión se
justifica como una parada técnica de cambio de constructora, consecuencia de la
nueva adjudicación a otro concesionario,( al parecer el más rápido), designado
en concurso, con lo cual, los plazos del
ganador se acercaran a los propuestos por el segundo clasificado, contando con
que ningún contratiempo dilate la espera.
Este será uno más, que seguro no será el ultimo, para dar
esa sensación de que las paradas en la Encarnación se realizan para dar la
oportunidad no a la callada mayoría de decir algo al respecto, más bien
aguardando que los virtuosos solistas alcen las suyas, si bien pocas veces
realizan el esfuerzo de levantarlas, por el peso, y de esa forma evitar una
propuesta, que hasta el más interesado, sabe lo que es.
Pero si todo continúa con la impredecible previsión, si
alcanzamos a ver aquello, si tuviéramos
que hacerle, no sin cierta guasa, icono de la modernidad de esta ciudad a esto
de "las setas" para la Encarnación , le vendría al pelo la frase de un
líder mundial, ya desaparecido, que venía a decir sobre la reflexión del tiempo
pasado, algo así como que difícilmente nos pueden escandalizar las cosas del ayer
que fueron llevadas a cabo por la imposición de la fuerza, aunque fuera bruta,
si un cobarde silencio de vergüenza, tuvo por cómplice.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla 19-n0viembre-2005
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