jueves, 18 de septiembre de 2014


Catorce años
(Año seis)

Hervía el agua para preparar el  café del desayuno de este primer día, y el aviso me pilló cuando retiraba la hoja de protección del nuevo almanaque, contador de tiempos, que tiene en sus cifras ese plus de mágico que puede hacerle diferente. Una sintonía en el móvil indicando que había llegado el mediodía, hora del Ángelus, anunciaron a las doce horas de este primer día de dos mil seis lleno de presagios
Como si nada, han pasado catorce años para que pueda cumplirse la predicción de aquel santero cubano que, cuando la universal exposición, casualmente llegó por el provisional mercado, y viendo que en su precariedad y abandono nada bueno le inspiraba, tuvo a bien, con una antelación inusual, formularla a tres lustros vista para lo de la Encarnación, puesto que por aquel entonces, vaticinaba para el año que comienza de 2006, y no antes, la posibilidad de que el arranque del asunto de la Encarnación, pudiera ser el definitivo.
El hecho de que la realizara en los tiempos de aquel evento, Expo-92,  y con la no despreciable antelación, ante  un posible acierto, presupone una cierta credibilidad al augurio de aquel gigante de ébano, que en la blancura de una singular indumentaria resaltaba su negritud.
Si seriamente algo se puede realizar, sentenció, no será antes del dos mil seis. Dos años antes del año ocho.
Con una convicción de certeza le había asignado el ocho a esta Encarnación que ocho calles la enmarcan, resolviendo el enigma de esta plaza, y su mercado provisionalmente eterno de ocho calles, para que tenga inicio en ese esperado dos mil seis, que  suma ocho, al que hemos llegado con más pena que gloria, haciendo buena la intuición de aquel desconocido, que si tomara credibilidad, de tanta verosimilitud, tan solo faltaran dos años para que sea todo una realidad en el contenido de tan rotundo pronostico, que por el momento lo sensato es omitirlo para no desvelarle en su integridad, al menos, hasta que se cumpla una parte importante de su lote de presagios, con los cuales puede quedar claro que, si se cumplimentan todos, no será una casualidad que el numeral tenga la valoración de la esperanza. Pasado el día de 2010.   
Sevilla a 2 de Enero de 2006

Francisco Rodríguez Estévez

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