sábado, 27 de septiembre de 2014

Las firmas

Si no fuera porque lo viví en mis carnes, diría, que me parecía mentira que existiera ese grado de desconocimiento generalizado de lo que acontece en la Encarnación, a pesar de toda la información que este tema ha tenido en los medios, a lo largo de tantos años, para que, incluso viendo el enorme agujero perforándose de innumerables pilotes de hormigón, costara tanto conseguir de los transeúnte del paso por el lugar, una firma solidaria para que otra Encarnación sea posible.
Lo cierto es que,  en la mayoría de los casos, el viandante que observa la maquinaria agujereando el solar, una vez que han retirados “esos cuatro ladrillos” de unas ruinas antiguas, cree que lo que se está realizando allí es un aparcamiento subterráneo, para una vez concluido edificar en superficie un gran mercado moderno.  Esa es la triste realidad.
Cuando se les informa la importancia cultural y patrimonial de conservar aquello que quedó de la  Hispalis, además de su estudio, que el gran mercado se convertirá en una extravagancia híbrida, puesto que será privatizado, y de tamaño reducido, con lo cual, fuera de la competencia comercial, tendrá los días contados. Que la plaza pública desnuda de toda arboleda. queda colocada en la azotea de esto que puede llamarse epatante cubierta, y será privada, a conveniencia del inversor, constructor, adjudicatario y concesionario. Que según el proyecto la cubierta sobrepasa la altura de los edificios alterando la panorámica de la ski line, y qué decir de la magnitud del costo del tal elemento disturbador en el centro de nuestra ciudad que  tiene la participación municipal, es decir de todos, con la no desdeñable aportación de la desafectación del edificio público de la actual Delegación de Hacienda, por un periodo de cuarenta años, y un montante en metálico cercano a un tercio del costo en principio previsto.
Apenas nadie daba crédito a la agotadora explicación, sencillamente porque parece increíble. De nuevo la triste realidad. No obstante el pequeño grupo que estuvo durante dos horas iniciando esta nueva campaña de recogida de firmas, obtuvo algo más de doscientas, correspondientes a personas que, con anterioridad, a pesar de la difusión de los medios, desconocían esta amplia explicación directa, de boca a oreja, que resultó tan gratificante y alentadora, como extenuante.
La conclusión de la agotadora jornada fue realmente positiva, ya que informados, los ciudadanos eran capaces de rectificar sus criterios y las “cuatro piedras” tomaban una relevancia fundamenta, en la mayoría de los firmantes, lo cual no era poco..
Muchos consideraban que lo importante era que el solar no permaneciera así más tiempo, reconociendo el lamentable estado del mercado provisional, y daban por bueno lo de la epatante cubierta, o incluso a cualquier otra cosa. Lo que sea, pero ya. Desalentadoras conclusiones ciudadanas, hacer lo que “sea”, cueste lo que cueste.
Algunos dudaban cuando se le cuestionaba lo de estación del metro, y  la resignación les atenazaba, que le vamos a hacer, al igual que la mayoría mostraban indolencia ante el futuro mercado dedalito y su botellodromo en la azotea. No será para tanto.
Solo los que demandan el gran aparcamiento, como solución de progreso, continuaban abominando del pasado histórico, con el argumento de que estos aparecen por todos lados a poco que se escarbe.
Gusto para todo, en dos horas, para darnos cuenta de al menos dos cosas, que a pesar de tantos periódicos, se lee poco, y que en esta ciudad se protesta más que se firma para evitarlo. Si no de que se iba a hablar.
Sevilla a 21 de Octubre de 2005
Francisco Rodríguez Estévez


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