Justo donde Joseliqui decía que no pagaba cuenta, en siete
revueltas. De Burro, hasta la del Pan, y en medio se encontraba El Mundo. Un
mundo aparte que hizo posible Salvador Wolf, como Virginia, al que tanto le
gustaba el cine, que tuvo que hacerse tabernero precisamente en lo que fuera el primer Conservatorio de esta ciudad,
donde tenía vivienda espaciosa albergando mil ideas. Son las vueltas del mundo
las que fijan los destinos, y no la preparación, ni los estudios, ni los
deseos, ni las vocaciones, es la necesidad del maldito parné, por eso se llenan
los alahurines, o se acaba en la antípoda laboral.
En las revueltas de quien firma igual que aquel medico que
ejerció de recaudador de impuestos en la Real Hacienda, y algo se le pegaría
para que varias veces le metieran en el talego algo mas que tributos, (como a
tantos otros, que lo dejan todo para jugar a políticos), para que se tomara
tantas vacaciones, a este doctor de su tiempo, erudito metido en harina de otro
costal, al que le gustaban tanto, aunque dieran el cante, “ las judías”, causa,
mas que tufo, suficiente para poner piés en polvorosa, al punto que salió de
najas raudo, para poner, mas que tierra, mar por medio, y dedicarse a escribir
entre pucheros de “frijoles” en la misma cuna del chicharo y del tomate, lugar
mas “inspirador” que una trena. Si bien a su colega el manco no le fue tan mal,
pues allí le vino el éxito, y es que dicen que no hay lugar como un trullo para disponer de tiempo para pensar.
Pues en una de esas revueltas, que son siete, donde “El
Mundo” se encuentra con callejuela sin salida, como la copla, para toparse de
lleno con la realidad cotidiana, admirando el ingenio del autor que pone
apellido “alemán”,( como el de las setas, que eran ficus), siendo “robles”, la
columna al uso.¿Galgos, o podencos?
En esta ocasión utiliza el desavío de los huevos, nonatos de
ponedoras aves, y su comparación con el desavío causado por lo de la viga
“desplomada” sobre el paso del ave, huevos aparte, donde se advierte un error
de calculo, con seguridad intencionado, digno del doctor que una vez entonó lo
del remedio para todo los males, y que como Joseliqui, tenía su gracia en lo de
la cuenta, haciendo sus propias letrillas.
Pues en ese mundo estábamos, cuando mezclada churra con merina,
(en el mostrador de la recova todas son iguales), desprovistas de la lana, el
asunto de lo de la Encarnación, en una de las revueltas, casi de soslayo, se
referencia su situación con un cariz claudicante, dejando el caso de su mercado
en las milagrosas manos remediadoras de Santa Rita, una vez perdida la
esperanza en los terapéuticos remedios del doctor, a todas luces ineficaces.
Pero como la llegada de la parca, tan cierta es como
irremediable, en este mundo, de demonio y carne, lo de la Encarnación, lo de su
mercado emblematico, quedará conmigo el fino y rancio sevillano, que todo ha
sido un error medico. Por eso esta
Encarnación intervenida, lo que necesita urgentemente es cambiar de clínica,
pues como mi admirado tocayo sabe, como observador, como profesor, y maestro,
que todo es relativo, incluso esta descarnada Encarnación puede llegar a tiempo
antes de fenecer y encontrar el remedio en este tiempo mundano, donde hasta las
malas soluciones pueden ser rectificadas, recalificadas, remodeladas, retiradas,
lo único malo es tener que pagarlas, por eso Joseliqui ni sabía lo que
bebía.¡La cuenta!, .-¿la cuenta?, uno, dos, tres……..
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla 23 de Febrero de 2007-
Via Cruxis del Cristo de la Sentencia
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