martes, 30 de septiembre de 2014

La originalidad                                                                                                                                       (Del disquete de 2005)
                                 

Da penita, penita, pena, verla por los rincones, como la Zarzamora llorando, resbalándole la sal de los siglos por sus enrojecida mejillas de dolorosa sevillana a esta Hispalis encontrada, arrancada, y desubicada, como la misma plaza de abastos,  eternamente provisional, arrinconada, y soñando ladrillos del Imperio volver a se Colonia alguna vez , en el mismo lugar del que la sacaron.
Con estas premisas, nos encontramos en ese tiempo de calma tensa de la espera, siempre la espera en lo de la Encarnacion, para saber qué ocurrirá en el solar de la Encarnación y que será su nueva encarnadura, dura, dura, pero siempre temiendo lo peor. El incierto futuro de los placeros que resitan.
 Este que en la ciudad de las personas dicen que es un tiempo de modernizaciones, con realidades ya construidas en muchas ciudades despabiladas a tiempo, es para la dormida Sevilla,  la construcción de un sueño. ¡Vamos a la cama!
Desde luego que no parece que allí se esté construyendo un sueño, basta ver las enormes zapatas de cimentación, capaces de aguantar a la mismísima Torre Biótica de Shangai, original idea made in Spain, aunque las previstas setas de premio, de vanguardia, de encarnadura, dura, dura, se parezca mas de la cuenta a la cubierta de su circuito automovilístico, al Museo de Metz y a la gasolinera de Hannover, que a la altísima torre de 300 plantas proyectadas por Eloy Celaya. ¿Qué será?
Perdida la originalidad, con estos antecedentes, los cambios operados en lo de las setas, permite en su observación, que puedan ser comparadas odiosamente al edificio central de Metrópolis, y que presentaron como “un sueño arquitectónico”, Erich Ketteluht, Otto Hunte y Karl Vollbre, nada menos que en 1925, si bien este proyecto futurista, de cine, además de las plazas azoteas y los miradores en altura, disponía de estaciones para el metro, zonas de aparcamientos y paseos peatonales.
Da penita, penita, pena,  con tantos cambios, y además saber que el jurado de prestigio valoró altamente la originalidad, sin tener en cuenta donde se colocaría tanta creación. Con lo cual uno no sabe si correr, llorar, o seguir durmiendo, Z z z z z z z z z z z z z z z, en un profundo R.E.M..
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla 20-10-05


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