Que le podríamos hacer, imagino que no es para nada cuestión de un mobbing persecutorio,
acaso algo mal dado, csi sin intención, desde su torcido principio de la parte final
de este lugar destinado a plaza de abastos municipal. Pero parece que cada vez
toma más cuerpo aquello de las dos varas, que decía el edil de largos
discursos.
Parecía cosa improbable, en este tiempo donde el papel
doctrinal trata de evitar las desigualdades y paliar en lo posible las
existentes, pues donde si no puede encontrarse otra explicación en esas
actuaciones donde existen tantas diferencias.
Así puede comprobarse, como en los sótanos de la Iglesia del
Salvador, se ha conservado “in situ” un trocito de pavimento (menor de un metro
cuadrado) de la Híspalis con chorrito de agua incorporado. Igual tratamiento se
ha establecido para el depósito de aguas de la Plaza de las Pescaderías, en
este caso desecado. Sin embargo en lo de la Encarnación, todo el gran yacimiento
arqueológico, calificado de una importancia superior, por su estado, por su extensión,
por su calidad, por su variedad, cantidad y singularidad, este, pueden
comprobarlo, ha sido desmontado en su totalidad de su sitio original con lo
cual podría volver a ser recolocado
donde más convenga, e incluso en la azotea botellodromo, del desafortunado
mercado, más que por la tontería de llamarle de ese modo, por los aplausos
cosechados. Hay palmeros pa’tó.
Del mismo modo que se aprueba que en los techos de las
futuras cocheras del metro se instalaran paneles fotovoltaicos para la
producción de electricidad (503.541 kilovatios hora), y cuyo excedente podría
ser vendido a Endesa, en la epatante cubierta de la Encarnación, (7200 metros
cuadrados) nasti de plasti, por mas que las disposiciones municipales tengan
establecidos que esto sea una obligación para los edificios públicos. Según la
Ley FERAEE.
Visto que en casa del herrero, cuchillo de palo, cabe decir
que mientras para lo de la Encarnación tuvieron unas bases en su concurso, pelín
complicada, y un jurado foráneo, internacional y de prestigio a los que se
responsabiliza de que trajeran esa cosa de las setas, que ya se expone previo
pago por el mundo entero, pero como la falsa moneda, ninguno se la queda.
Con la lección bien aprendida para el concurso de la
gerencia se extreman los cuidados, tal vez para que no le aparezca ningún
capricho de de similares características, dignas de tablón de tapa, y junto a
estos champiñones plancha se pueda añadir el edificio pimiento frito, el melón
sin calar, el tomate empanado, y quien quita que nos metan el famoso pepino.
El caso es que el mercado como tal tiene los días contados,
antes de nacer, pues sin el metro, sin tranvía, con las paradas de autobuses
trasladadas a Osario, sin aparcamientos y con carril bici, esta Encarnación que
vuelve sobre sus pasos, inciertos, de alpargatas del ayer, le crean demasiadas
desigualdades más que intencionadamente. ¿Mala suerte?
Sevilla a 21 de Noviembre de 2006
Francisco Rodriguez Estevez
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