martes, 9 de septiembre de 2014



El silencio de los placeros

Debe de ser como un residual que aún queda de los tiempos de los miedos, lastimosamente  este silencio que se hace en lo de la Encarnación llega a ser algo insoportable.
Cierto es que los placeros ganaron más estando callados, sin ir más lejos en el tiempo de  cuando la administración municipal, poco antes de que pensara setas, ya sabéis,  lo de las  setas para lo de la  Encarnación, que atendiendo la afinidad existente con los palmeros propició en beneficio de estos, nada mas y nada menos que  dejar sin efecto los pagos de las tasas municipales, y además, regalaba graciosamente el pago mensual del alquiler del solar que ocupaba el provisional, aquello que los placeros tenían desde los tiempos de Franco, como plaza municipal, evidentemente a cambio de silencio.
¡Cuánto vale el silencio! Durante los años del doctor, existía  un acuerdo no escrito de no beligerancia, es decir nada de bullas ni pancartas por el momento,  a menos que este silencio, de romperse, ocasionaría no solo perder la regalía municipal, y también , llevaría el susto de la amenaza de no hacer nada en el solar de la vergüenza, cosa que ya se intuía podía haber hecho la anterior alcaldesa, señora que no estaba por la labor de recuperar el mercado de la Encarnación, ni de broma, en los tiempos del Concejal García. Garcia el de la Encarnación.
García, también concejal, como aquel que dimitió en los tiempos del diu, e igual al que los idus le tiraron el "chocito". García como el contador de caracoles, García como el edil del primer Ayuntamiento democrático, al que le decíamos "el bajo".
Bueno, pues este García, comprometido con los palmeros de la Encarnación, antes placeros, en un alarde de buen conseguidor tuvo a bien, y con cargo satélite de ir y venir, una vez comprobado que lo de las setas iba lento, decidió insuflar con su ingenio y su amistad con el doctor, la idea de acabar aquello de la Encarnación, como fuera.
Zoido, candidato, y en la oposición, tenía otros argumentos, y Jurgen Mayer, fuera del juego, y una vez cobrado el montante que le faltaba,  gracias al voto de calidad, como que el resultado de la plaza de abastos empezó a ser cuenta de otros, y así García, a petición de los palmeros, tuvo a bien conseguir que los callados placeros pudieran decir algo sobre el equipamiento de lo que sería su plaza municipal, (llegado este punto pueden reírse).
Y entonces, ¡zas!,  se cambió el acero inoxidable por la formica  amarillo, y apareció el granito poroso en el suelo, desaconsejable por su mala limpieza, y la extraña distribución del laberinto con sus treinta u seis columnas  que le daban una diafanidad tan esperpéntica que  ni con una recomendación del mismísimo director de la Bauhaus, ese tío aprobaría el primer año de carrera.
Lo mejor vino luego, cuando se tuvieron que rectificar los mostradores de un acero inoxidable que se oxida, por algo tan inexplicable que se tomaran mal las medidas por parte de un sinfín de técnicos, los de la concesionaria, de la administración, de la instaladora, e incluso del propio fabricante, casi de risa.
Después nos enteramos del montante que había supuesto aquello de las instalaciones, según las cuentas publicadas por Sacyr, y ratificadas por el propio Ayuntamiento de Sevilla, y el Secretario municipal indicaba se buscaran los responsables de este injustificado proceder, que la partida llego a esos 4.400.000 euros imposibles de creer en semejante materiales, lo que hace que en cada puesto de la Encarnación dicen que se emplearon 18.000.000 de las antiguas pesetas. Pueden reírse.
Con este equipamiento, y esta vanguardia transgresora que como pago del silencio les había sido concedida a los silentes palmeros, la lógica hacía pensar que cuando llegara el momento de la jubilación, la morterá  pagaría todo lo sufrido bajos las chapas, pues ni eso.
Resultó que el contrato por indefinición hace que nadie sepa de quien es la laberíntica plaza municipalizada, ni como pueden coexistir diferentes tipos de contratos según sea con la concesionaria, exentos de otros pagos, o de la llamada Cooperativa, (obsoleta organización sin razón de permanecer desde que se cumplieron los objetivos estatutarios, de acuerdo con la Ley de Cooperativas) colmatada de gastos.
Todo nos lleva, cuando el departamento comercial de Sacyr, concesionaria que lleva el servicio de vigilancia y limpieza, con las reservas de que el de mantenimiento  puede ocasionar viendo el estado de deterioro que se puede comprobar, la mas de las veces por la falta de calidad en lo empleado, pues resulta ,que esta comercializadora, sin tener en cuenta nada, y poco más lejos que las letras de un contrato del alquiler, ha tenido a mal proceder a llevar a cabo una operación que por innecesaria , no procede, mas, cuando se permite, desde la concesionaria, y administración, cambiar ipso facto el  concepto de especies de forma caprichosa.
Es verdad que el silencio de los placeros facilita las cosas tanto a la responsabilidad como a la irresponsabilidad, pero al menos parece que por esta vez los palmeros van cogiendo otro compás, lo mismo sacan la oficina del cuarto de circuitos eléctricos, y mira por donde le ahorra trabajo a la comercializadora, y devuelve la armonía al conjunto. Los corderos guardaran para siempre silencio.
Sevilla a 9 d Septiembre de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

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