domingo, 17 de octubre de 2010

Hoy, como ayer

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20/11/2008

Enviado: jueves, 20 de noviembre de 2008 19:40:35

Hoy como ayer



Puede que sea la definitiva. Por esta vez se disiparan todas las dudas que puedan existir sobre el, a nada que, aun siendo de ayer, su funcionamiento se haga hoy una realidad.

Al parecer, todo se encuentra casi listo, y, aunque con un cierto retraso, el compromiso de la alianza que tanta vanguardia nos trajo, tiene previsto iniciar los caminos que le abrieran la Giralda.

Entiendase que no se trata de nuestra emblemática torre, del color de caramelo, a la que están pensando poner un partener talla XXXL, que aunque parezca que linda con lo obsceno, solo lo hace con las paredes del convento, donde el pintor de loza pintaba palanganas color de rosa.

Giralda, que toma el nombre de veleta que gira y gira, se lo pusieron al topo canadiense que trajeron en lugar de un castor, pero que perdió los dientes debido al bruxismo nervioso que le entró cuando lo sometieron como ariete demoledor para arrasar en su ceguera las barbacanas del puerto del imperio.

Es innegable que la callada deja ver los efectos del travestismo operado y que por ello pueda parecer distinta, siendo tan igual, ayer, como hoy.

Así, que desde los toldos del camposanto, innovación que en la referente Barcelona son de placas solares, ( fin de que la energía sea utilizada en los crematorio)estas sean para crear una cubierta de sombras para alivio de los dolientes y queden libres de los rastrojos de las quemas adyacentes, pasando por la cubierta más que conocida y las cuentas descubiertas, hasta la invasiva sombra de la torre de luz, dicen que sostenible, por mas que pueda ser insufrible, pasando por la falta de sombra en el desértico espacio dejado por la insostenible, pero sufrible, mutilación del jardín que nos regalaron los fondos europeos, en los tiempos del “marcos”, hasta la inusual sombra del maderamen sin sostenibilidad de la laureada idea de la Encarnación que dejará al laurel de indias superviviente sin rayo de Sol que llevarse a las hojas.

Desde los negros postes, guardianes de luto, que sujetan los hilos de la energía conductora de los troles tranviarios, para un corto recorrido que nunca llegara al parasol, puerta, puerto, estación, mercado, aeropuerto, nudo de comunicaciones, intercambiador, sinergia del sector muerto y redivido por las setas, pasando por las ondulantes dunas de las trolas y lúdicas actividades, realizadas en sucios bloques ennegrecidos antes de su estreno, hasta las velocipedas vías, que vienen a justificar el libre transito fuera de todo código a velocistas en sprintes permanentes.

Desde la inacabada línea del metropolitano que tanto facilitará la peatonalizacion del puente a la Alameda, cuando se inaugure la estación tanque de tormenta, pasando por la conexión con la de metropol, hasta la que perdió los muelles de la colonia.

Desde las atarazanas, reales como la vida misma, emporio de armadores y consignatarios, mascullando los deseos de su ayer, para reflotar sus naves en las turbias aguas de los intereses, hoy abandonada y sin uso, pasando por el impasable paso del patio clausurado de los naranjos, de ebúrneo voto, donde el aligator amazónico se convierte en momia de lagarto, hasta el cartel de

toros antitaurino del pinchito moruno. Todo es posible en Sevilla.

Desde la piscina en el borde de la eco-orilla, pasando por las grietas causa por el agua en Santa Catalina, por lo que no es el agua, si no el abandono en el palacio Pumarejo, hasta las cruces que marcan las del Crucero Baleares, los movimientos de tierras, rumbo al Caribe en la solidaridad.

Desde la dejación de funciones protectoras de los PIC, en las arquitecturas que forman el patrimonio industrial, (fabrica de vidrios de la Trinidad, fabrica de sombreros), pasando por el aumento del numero de personas que pasan en las calles las noches entre cartones, hasta el si, o si, de Asunción, échale vino al porrón.

Desde la macarena, lo traigo andao, ¡Ay río de Sevilla!, lo del primo de los refrescos, y risita y su cuñao, cuñaooo. Como que parece, que bien parece, que nada hubiera cambiado del ayer al hoy.

Sevilla 20 de Noviembre de 2008

Francisco Rodríguez Estévez

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