Ya es jueves, 33 días
Como cada mañana del estado de alarma el dilema aparece nada mas abandonar la cama.
Que hacer ahora, salir temprano para ir al trabajo bajo mínimos, o aguardar a que claree, retardando la salida.
Que hacer ahora, salir temprano para ir al trabajo bajo mínimos, o aguardar a que claree, retardando la salida.
Cada mañana, cada
amanecer se muestra distinto, en tantos días que se despiertan en esta primavera, muchos con nublado, una
ventolera, una llovizna continuada, e incluso un previsible chaparrón.
Las
nubes de esta mañana la forman grandes masas grises algodonadas, con algunas
mezclas en oscuro sombreado.
No hace frio, no hace viento, no hay nadie. Me distrae la luna que aparece en menguante hacia abajo que dice que asemeja una
copa vaciando el agua que aun retiene.
De una brillantez que sobresale de la capa de nubes está emplazada en el Sureste, lo cual hace
que en mi trayecto la encuentre de frente en varia calles, hasta que tomo dirección a lo de las setas que la pierdo de vista.
Los placeros son gentes
madrugadoras, teniendo en cuenta que tienen que adquirir bien temprano sus mercancías en
lonjas y almacenes, cargarlas y transpórtalas para volverlas a descargar y colocarlas
en los lugares apropiados, ya sea exponiéndolas o almacenándolas.
Lo de la gota es pura vergüenza. Tener en la mismisima entrada una
gotera, formando un charco, cuando a veces se hace surtidor e
incluso la evacuación de una gárgola en forma de agujero o grieta en la chapa
de hierro que da formas onduladas al friso perimetral.
Así con este hándicap diario
se une lo de las pesadas puertas de apertura manual que lleva en los pasamanos, por
lo menos de mil manos, y que acertadamente en este tiempo de comntagios se mantienen abiertas de par en par en
evitamiento de que algunas manos traigan algo que pueda impregnarlos, y de esa
suerte la aireación natural se mezcla con la deficiente climatización, ya desde
la inauguración obsoleta, mejorando la oxigenación necesaria en la renovación de
aire cuando el sistema no lo tiene instalado.

Vuelvo a casa, y la calle aparece más solitaria que los últimos
días, el cielo se hace más gris, más oscuro y amenazante, cuando el viento
racheado desplaza las hojas caídas al suelo de un lado para otro con cierta
violencia.

Ya me he tomado parte de la bandeja de cuernos de gacela, y
la cena será verduritas, pues el almuerzo fue
consistente, unas fresas, y la infusión será cúrcuma, que acompañaremos
con una torrijita.
No me garantizo que
no le meta mano a la tableta de chocolate negro con sal. El viejo carnicero decía
“Jueves, vende mal”
Sevilla a 16 de Abril de 2020-
Francisco Rodriguez
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