Día de la prueba
Todo empieza a cambiar por el nombre. Hay estadios naturales
que en cada momento de la vida se cambian para que no cambie, pero que no son
lo mismo.
Ahí tenemos lo que es un rollo, un ligue, pasa a ser novia, cariño
que quieres, luego mujer, gordi, ¿te apetece?, esposa ¿Qué quieres mi vida?, que
se traduce niña tráeme el cafelito, a la nada mamá, ya no eres nadie, se pasa a
un plano que ocupa quien lleva su sangre y del que apenas recuerda como lo
hiciste, y es el momento que te reviste de una autoridad que perdiste hace
años, pero que eres usado como estrategia frente a lo que más les duele,(verás, como se entere
tu padre) (eso, pídeselo a tu padre), y de pronto abuela.

Grandola vila morena, y Bella Chao, una prueba de cambios,
que coincide con este de prueba de luces.
Esta mañana en la que vienen
apagándose con cierta antelación las farolas de la ciudad, ya con las claras
del día, en el de hoy aun estaba oscuro y la lluvia no cesó en todo el
recorrido. En las adoquinadas calles chapoteaban mis pasos en los reguerillos que se forman en
las uniones desgastadas y de una nivelación tomada a la cuerda.
Aun es oscuro
por Regina, donde hace pocos años se asomaba la Giralda.
Mirando la ausencia de
aquella vista ahora imposible, me adelanta una mujer regando de migas de pan todo
aquello. El interior de la plaza municipal de abastos está iluminado, las
puertas de par en par, pero no alcanzo a ver a esta bienhechora aviar que se
pierde al fondo de la sinuosa calle.
Los puestos del pescado están colmatados, esperan que a
falta de aquel papelón de pescao frito esperando la prueba en las oscuras
noches del Prado, y convertido en tradición, de la que ahora llega a ser cena de mesa
y mantel, aunque le llamen noche de pescaito.
En los últimos años hasta se veían algunas mujeres luciendo
su traje de flamenca, cuando en tiempo pasado esa era una forma no bien vista,
casi ridícula, pues la feria aun no había comenzado, por más que los más exigentes,
entiendan que todo comenzaba con el encendido, a las doce en punto de la noche.
Acaso el tiempo pueda volver atrás, y nadie quita si pasamos a aquellas ferias de la
caja de zapato con bisteles empanados de ternera o cerdo, cuando aun no teníamos
pollos ni pavos más que en Navidad, y tortilla de patata en fiambrera de plástico
y papelitos de queso, salchichón, o mortadela. Tiempo de feria moderada, si acaso
un par de días, uno para los cacharritos, y El circo cuando acabe que baja el
precio de la grada.
El cambio es radical y pasa por ir a diario, tener caseta
participativa, donde tomar a media mañana el aperitivo con manzanilla jamon y
caña ibérica, almuerzo con café y chupitos, luego sobremesa con destilados en combinados de colas o aguas
carbonatadas saborizadas, mas tarde sin que pare la música a todo volumen tentempié
de perniles belloteros y otras delicateses, como las gambas blancas, anchoas
del Cantábrico, y esperar la cena con montaditos de lomo ibérico, unos medios
vasos de whisky escocés con hielo y terminamos con un caldito para mientras
dando un paseo aguardar la cola del taxi , pues el autobús tardaría como si nos
llevara a Jerez. El sábado coche de caballos, de casa al Real y del Real a casa.
Hoy la venta a estado basada en filetitos de lomo, de
solomillo, y de ternera, lechal, angus, o retinta, cortados muy finitos y
aplastaditos como para empanar y salir mañana con los niños a almorzar donde venga
bien, con las sillitas de playa, y la neverita para los refrescos y el agua. Un
almuerzo de feria.
Mi vecino el del altavoz, lleva toda la tarde acabando el
decorado de una pañoleta, lo he visto al sacar la basura de una semana, y tiene
una grabación de coche de caballos a media potencia con pericón, tal como si fueran
a salir para el Real.
Tras las palmas,
hoy han sonado con más intensidad, suenan las sevillanas a la espera que se caliente
el aceite para poner a freír el pescado, imagino que entretanto estará tomando
algo de rebujito, con jamón. ¡ Que larga va a resultar la feria del confinamiento!.
Hoy cenaré sopa con picatoste y jamón picadito, de postre tengo sandia, el vino
siempre Valdepeñas, y la infusión de jengibre a la vainilla. Deberían de
probarla.
La portada no se enciende. Mi vecino no tiene problema encendió todos
los focos a la primera.
Sevilla a 25 de Abril de 2020
Francisco Rodríguez Estévez
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