Lunes de Pascua
No es tan temprano, pero voy con tiempo para intentar que al
abrir se me diera una venta que compensara, cosa poco probable. Todo quedará
preparado para esperar la llegada de la clientela.
En principio creí que expuse
demasiada mercancía en las vitrinas, el buen tiempo, y la cantidad de personas y
coches que pude observar mientras caminaba,
me hacía pensar que existía cierta relajación en la confinación, y a falta de
perro que pasear, venir a la plaza de abastos tenia sus posibilidades.
Hacia
mandados, más no se le podía dejar ningún dinero por el temor que lo empleara
en regalarse la boca. Le llamaban “escudé”
pero su apellido de origen catalán era Couder.
Siendo una persona mayor, era
tratado, no sin cierta guasa que el mismo provocaba, buscando ganarse algo, con
un respeto general cosa difícil de
alcanzar en las plaza de abasto de los tiempos de las candelas.
Tenía una máxima que repetía, cuando aun se encontraba estable, que era la descripción
de cada día de la semana para el carnicero. Lunes, mala venta.
Otra que le dio más
cariño en broma, era que cuando andaba estirado tratando disimular lo bebido, pues
por cariño, un fabricante local, que fuera placero con anterioridad, le
regalaba una pieza de la mortadela que fabricaba para que el la vendiera y se
ganara algo, mas nunca que se sepa entrego el valor de pieza, sobre todo cuando
se le escuchaba decir, “mortadela vendida, mortadela bebida”.
La vieja Encarnacion tenía un buen número de personas que se
convirtieron en personajes con los años, personas que ahora en el tiempo pasado
me parece que fueron entrañables en tanta historia.
Antes del mediodía, ya tenía
pensado que tardaría poco en cerrar, y
me dispuse a retirar poco a poco, toda la mercancía. Una oleada de público llegaba sin prisa
pero sin pausa, y comprando con calidad y sin reservas lo que les parecían oportuno.
Se llama la satisfacción de la compra, que se traduce en alegría del vendedor. Cercano
a las tres, dimos por finalizada la jornada.
Mucha gente me crucé en el camino de vuelta, muchos coches,
con respecto a los días de la semana pasada.
Por la tarde, a la vista que no me
atiende el teléfono de la consulta del cardiólogo, con quien tengo cita para mañana día
14 de Abril , y está concertada desde el finales de Enero.
No hay nadie en la consulta
y dejo constancia de mi malestar, pues es un seguro privado que se me hace
caro, en el que llevo desde mi infancia.
Este mes de y el de marzo, no tendré descuentos, pero ningún
o de los médicos se encuentran, me dicen por las circunstancia sobrevenidas.
Me ha venido bien el paseo. Cuando regreso veo que las tórtolas
turcas han tomado mi baranda como su
lugar preferido, le he puesto varios elementos de brillo y bolsas de plásticos atadas
esperando que se vayan y no conviertan mi terraza en su retrete.
Casi no me doy cuenta y va a empezar los aplausos en unos
minutos.

Suenan las palmas, acabaremos el lunes, y esperaremos a la
suerte que nos depare el martes, que debo de acudir temprano para recepcionar
el pedido de carnes de distintos mataderos.
Sevilla a 13 de Abril de 2020
Francsico Rodriguez
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