lunes, 20 de mayo de 2013


En la calle

 

A las 7.30 de la mañana la cola de personas, la mayoría de ellas en edad dorada, forman la cola para acceder al centro medico. Me coloco en la  larga fila que imagino es el procedimiento, y que en pocos minutos ha ido creciendo en la calle, en esta fría mañana de Pentecostés.

Cuando abren las puertas, una estampida de ancianos buscan el dispensador de números cuando aun faltan quince minutos para que empiecen las extracciones de sangre que es lo que nos trae. A menos diez, las persianas abren unas ventanillas que inician un nuevo caos en estos pacientes, pues se trata de conseguir los viales y tubos que corresponden a la analítica que solicita el medico, y por supuesto, que luego hay que esperar el turno que marca el numero que se consiguió en la maquina, al cual le adhieran un código de barras para que facilite al medico encontrar las analíticas prescrita a los pacientes.

A las 8.45, he terminado, y además me han adelantado un numero para  la consulta del medico de cabecera, justo para dentro de 15 días. Debo de suponer que no tengo nada importante, y que lo mismo, para los casos graves se tiene otro protocolo de actuación médica acorde con la urgencia que exista-

Llego tarde al trabajo, pero el dia se espera tranquilo. Desde la panorámica de la desierta calle se  puede percibir como se acumula el grupo gitano, solo  de mujeres,  que a corro bailan y cantan a la sombra de las setas. Es algo que sucede con cierta frecuencia por mas que desconozca a que pueda ser debido tanta fiesta étnica, pues en otras ocasiones se advierte por las ropas que visten, especialmente el raso y los brillos, que pueda ser una boda, y en otras, por los grandes floripondios que envuelven enormes cirios se puede interpretar que sean bautizos, o comuniones, y que lo mismo se trata de alguna costumbre gitana que no alcanzamos a conocer.

En ello observamos que, entre fiesta, toneles que hacen las  veces de veladores, los bancos de piedra, el kiosco que lleva tres años cerrados, la fuente bulto, y los dos árboles muertos que conforman la que fuera plaza de salón de la Encarnación, a lo que  se le ha incrementado la valla que acota la escalera publica, un camión de servicio municipal  de los alcantarillados atascados, que ha venido para aparcar junto a la barreduela de cristal y la puerta inexistente, y  por si fuera poco, colmatando el lugar una empresa de servicios exteriores, con camión grúa, repone las luces fundidas en las farolas, y con los veladores en el rincón, solo nos quedaba enumerar el camión que, como andamio, esta utilizándose, en el pintado de la fachada de la casa.

Si les cuento que  aparecieron tres agentes en las Setas, conuniforme reglamentario y  ante aquel panorama que impedía, entre todos, una circulación que casi era inexistente, me dije, por donde empezaran a actuar.
Ni que decir tiene que fueran directo a contactar con el pintor para hacerle bajar de aquel artefacto, y fue mas que posible, viendo la escena,  que para pedirle algún permiso, o lo mismo alguna otra cosa, pues estando en la parte de la izquierda lo mismo no se encontraba bien aparcado.

Tres agentes, varias llamadas telefónicas, acaso una hora escasa. Y todo quedó resuelto con la entrega de un papelito rosa, lo que viene a significar lo que significa.

Me preguntaba cuanto será el costo al erario publico de una hora de servicio de un agente de la policía municipal, y en este caso, que decir del celo profesional cuando no se estuvo, viendo el panorama, a la altura, pues el camión de los atascos, y el que colocaba las bombillas, el quiosco cerrado, la fuente bulto, los toneles, y el gran corro que la fiesta tenia, alteraban de igual manera, si fuera la circulación, que el pintor en su andamio finalizando su trabajo con remates de ultima hora. Cabe temer tuviera el permiso caducado.

No tengo ni idea de cuanto será la más que posible sanción. Lo siento por quien estaba tratando ganar un sueldo por cuenta propia.

Llego a las dos de la tarde a la nueva caja, antes cajasol, antes San Fernando, y el cajero me indica que no me admite los billetes que llevo para efectuar un ingreso en cuenta, y es que nada es peor que mantener contactos personalizados con maquinas, intentaremos de nuevo si mañana puedo acudir mas temprano.  

Al otro lado, sobre las 15.30, en la calle donde cierran los bares en lo de la Encarnación, pude saludar a la responsabilidad de la concesionaria que estaba compartiendo un aperitivo con otras personas, posiblemente fueran empleados y colaboradores, por esta vez no me pareció lo indicado recordarle lo de la puerta, pero no fueron por ganas.

Sevilla 20 de Mayo de 2013 (Pentecostés)

Francisco Rodríguez Estévez

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