sábado, 18 de mayo de 2013


El silencio

 

Queda tanto por decir sobre esta Encarnación de los errores, que guardado queda para que tomen el valor del silencio. ¿De que sirve repetir que Sostenibilidad, Accesibilidad y Patrimonio tienen leyes que en obligado cumplimento deben de acatarse?

En esta Encarnación de los horrores, por la que hay que acceder bajando una rampa de rodadura de vehículos, cuando no existe una entrada de personal, denota la falta de comprobaciones técnicas que debiera de haber tenido el disparate y su modernidad,  en su día sobre planos y memoria, cabe imaginar que por los distintos organismos oficiales que actuarían de garantes en un edificio publico. Pero como que no.

Presenciar la apertura de la calle cubierta, con un sistema manual de pestillos y solapamientos, a través guías, donde se deslizan las placas de cristal que la componen,  y que estas tienen que se conducidas empujándolas para agruparlas tras una pequeña trampilla, no hace mas que  verificar la  poca vanguardia  que se puede apreciar en este a rudimentario sistema, que nada mas verle su funcionamiento se advierte la improvisación y la chapuza.

En la sinuosa calle,  el capricho de autor acaso explique su extraño trazado, pero a simple vista se comprueba que la asimetría de las ondulaciones, pudiera tener el error intencionado, pero da que pensar cuando  se estrechan en el lugar menos apropiado y dejan, por tal causa, que el pasillo lateral del llamado mercado quede atorado por los obstáculos de cinco pilares que en pura lógica, debieron de quedar, como mínimo, a la anchura  de fácil limpieza.

Entrar en el laberíntico diseño nos lleva a establecer que siempre aparece el capricho, no solo por el hecho de que la colocación de la puertas de entrada a la plaza tengan ubicaciones asimétrica, una, que son dos, de continuidad con  la calle, mientras las otras dos, la dispusieron nada menos que a quince metros de la que allí corresponde. La primera, lleva de inmediato a la travesía Sur, y con salida por el lado contrario, la segunda omite la primera travesía y solo conduce a los servicios. Ni que decir tiene que la travesía central, como ya tantas veces ha quedado dicho, carece de puertas.

Tendría que suceder algo, no se,  pero algo importante que les llevara la iluminación hasta el sentido común a quienes podrían ir rectificando las tonterías que no deberían de tener que aguantarse de por vida, y que mejorarían sustancialmente estas cosas que sobradamente conocéis, pero eso tendrá que ser en otro Pentecostés-

Las que están guardadas en el misterio, que lo de la Encarnación siempre es misterio, las dejo en el silencio para que con el tiempo tengan mas valor, y no me refiero al la emisión de gases, ni a la succión de los pozos negros por deficiencias en el alcantarillado, ni a la concentración de olores por la falta de ventilación, ni la pésima iluminación general, ni tan siquiera a la reflexión de la luz que se evitaría con una simple cortina, tampoco al cumplimiento de la sentencia del Supremo, y no piensen en los cuatro millones cuatrocientos mil euros del equipamiento, háganlo mejor y piensen  en lo fácil que sería instalar una puerta donde el publico a diario la busca inútilmente.

Sevilla a 18 de Mayo de 2013

Francisco Rodriguez Estevez

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