
El silencio
Queda tanto por decir sobre esta Encarnación de los errores,
que guardado queda para que tomen el valor del silencio. ¿De que sirve repetir
que Sostenibilidad, Accesibilidad y Patrimonio tienen leyes que en obligado
cumplimento deben de acatarse?
En esta Encarnación de los horrores, por la que hay que
acceder bajando una rampa de rodadura de vehículos, cuando no existe una
entrada de personal, denota la falta de comprobaciones técnicas que debiera de
haber tenido el disparate y su modernidad, en su día sobre planos y memoria, cabe
imaginar que por los distintos organismos oficiales que actuarían de garantes
en un edificio publico. Pero como que no.
Presenciar la apertura de la calle cubierta, con un sistema manual
de pestillos y solapamientos, a través guías, donde se deslizan las placas de
cristal que la componen, y que estas tienen
que se conducidas empujándolas para agruparlas tras una pequeña trampilla, no
hace mas que verificar la poca vanguardia que se puede apreciar en este a rudimentario
sistema, que nada mas verle su funcionamiento se advierte la improvisación y la
chapuza.
En la sinuosa calle, el capricho de autor acaso explique su extraño
trazado, pero a simple vista se comprueba que la asimetría de las ondulaciones,
pudiera tener el error intencionado, pero da que pensar cuando se estrechan en el lugar menos apropiado y
dejan, por tal causa, que el pasillo lateral del llamado mercado quede atorado por
los obstáculos de cinco pilares que en pura lógica, debieron de quedar, como mínimo,
a la anchura de fácil limpieza.
Entrar en el laberíntico diseño nos lleva a establecer que
siempre aparece el capricho, no solo por el hecho de que la colocación de la
puertas de entrada a la plaza tengan ubicaciones asimétrica, una, que son dos, de
continuidad con la calle, mientras las
otras dos, la dispusieron nada menos que a quince metros de la que allí
corresponde. La primera, lleva de inmediato a la travesía Sur, y con salida por
el lado contrario, la segunda omite la primera travesía y solo conduce a los
servicios. Ni que decir tiene que la travesía central, como ya tantas veces ha
quedado dicho, carece de puertas.
Tendría que suceder algo, no se, pero algo importante que les llevara la iluminación
hasta el sentido común a quienes podrían ir rectificando las tonterías que no
deberían de tener que aguantarse de por vida, y que mejorarían sustancialmente
estas cosas que sobradamente conocéis, pero eso tendrá que ser en otro Pentecostés-
Las que están guardadas en el misterio, que lo de la Encarnación siempre es
misterio, las dejo en el silencio para que con el tiempo tengan mas valor, y no
me refiero al la emisión de gases, ni a la succión de los pozos negros por
deficiencias en el alcantarillado, ni a la concentración de olores por la falta
de ventilación, ni la pésima iluminación general, ni tan siquiera a la reflexión
de la luz que se evitaría con una simple cortina, tampoco al cumplimiento de la
sentencia del Supremo, y no piensen en los cuatro millones cuatrocientos mil
euros del equipamiento, háganlo mejor y piensen en lo fácil que sería instalar una puerta
donde el publico a diario la busca inútilmente.
Sevilla a 18 de Mayo de 2013
Francisco Rodriguez Estevez
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