miércoles, 1 de mayo de 2013







Circunstancia

Dice el Diccionario que es “accidente de tiempo, lugar, modo, etc., que está unido a la sustancia de algún hecho, o dicho.

Dicho lo cual, la circunstancia de la puerta inexistente en lo de la Encarnación, no deja de ser un accidente de modo, por como. De tiempo, por cuanto. De lugar, por lógico emplazamiento. De forma, por la que se ha adoptado, aparte de las circunstancias económicas y otros argumentos que deja en evidencia la falta de interés en los responsables, por resolver lo que mas que accidente, fuera olvido, o quien sabe si guasa berlinesa. Aplaudida, naturalmente.
Hace pensar en las circunstancias (como accidente) de un desastre en el que el humo se apodere casi de forma instantánea de un recinto cerrado. Se haría evidente, que en el pánico, las personas buscaran la luz como referencia de salida, malo sería que en ese punto de salvación, no existiera una puerta.

Es de sentido común, que las amplias superficies publicas, e incluso las privadas, donde puede masificarse una gran afluencia de personas, que tenga la exigencia en seguridad de que sus viarios sean los mas diáfanos ( Dice el dicionario (4.- Se aplica a la planta de un edificio que tiene pocas columnas y no está dividida por paredes para que resulte un espacio grande y abierto) a ser posible exentos de obstáculos constructivos.
Daria que pensar si en un edificio de uso publico y de gran afluencia nos encontráramos que hasta TREINTA Y SEIS COLUMNAS invaden el viario interior, en ocasiones formando angostas calles y absurdos pasillos. ¿Y que pensar?

Las circunstancias hacen que cuando se está en la responsabilidad se pierdan los amigos que se hicieron en la oposición, e igual ocurre cuando se ganan amigos en la responsabilidad se pierden en la oposición, por suerte esto no es algo que dure para siempre, pues de la responsabilidad y su antagonismo se entra y se sale con la misma facilidad que si dispusiera de una puerta giratoria, cuestión de circunstancias.
Otras son las circunstancias de la puerta inexistente, esa puerta que responsabilidad y oposición deben de disponer colocar de inmediato para cumplir con la Leyde Accesibilidad en lo de la Encarnación, incluso por seguridad, pues malo sería que algún día, por trágicas circunstancias, alguien buscará la luz para salir de la oscuridad del denso humo, y encontrara una pared de cristal, por aquello de que no colocaron la puerta automática.

Sevilla a 1 de Mayo de 2013

Francisco Rodríguez Estévez

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