jueves, 12 de agosto de 2010

Calor, calor,

Lluvia de calor

Con tanta calor, la noche, no pudo construir el sueño, tampoco el día. Al amanecer de insomnio, cuando la duerme vela indica que no bajara la temperatura, se aprecia en el penoso ascenso, cuanto es mas dificultoso escalar, (sin el reparador descansode la noche), por la montaña de tubos que construyen para la pesadilla, en cuya cima les aguarda todo el calor insoportable de una jornada en la que no se advierte, en el silencio, la actividad de otros días.
Hace demasiado calor para todo en esos día de agosto de la segunda semana, cuando se anuncia lluvia, como cada año. Cuando los cielos se preparan para descargar minúsculas gotas, nada menos que partículas de oxido de hierro, de la mismisima cola del Swift Tuttel. ¡Que barbaridad!
Con lo bonito que era lo de “lluvia de estrellas”, y lo místico que resultaba aquello otro de “lagrimas de San Lorenzo” y lo interesante que resultaba decir que se iba a contemplar “las Perseidas”. Todo cambia.
En esta segunda semana de agosto, la Encarnación tenia anunciada la recepción provisional de una parte de la obra (“metropol”) Parasol, justo cuando Mayer se marcha para Berlín, y los termómetros baten record en los mercurios, para que los hombres del “shinorodriguez” venzan a la deshidratación con agua fresca.
En la Hispalis, en la profundidad de su silencio, nada indica nada, salvo que se tenga a buen recaudo todo lo que llegó con el plan económico para el “antiquarium” y que se sepa donde se puso.
No tiene aquello el menor indicador de que pueda ser lo que dice el libro al referirse que “tiene como hito fundamental el yacimiento de la Encarnación, el Antiquarium de Sevilla que se erige en el corazón de la memoria histórica de la ciudad. Debido a los extensos contenidos que atesora desde época romana, hasta fines de la ocupación musulmana, y la diversidad funcional de los mismos, representando mejor que en ningun otro lugar el pasado arqueológico urbano”. Palabra escrita.
El calor acabará marchándose, como la lluvia de estrellas, hasta el próximo año. Las setas crecen despacio con estas temperaturas, pero cuando lleguen las lluvias, posiblemente no puedan crecer, y acaso pueda llegar el próximo año, como llegan las Perseidas, y aun estén los “shinosmens” haciendo cumbres por los tubos de la montaña en plena Primavera, mientras la Colonia continuará sesteando buscando acaso las llaves, como los placeros en Agosto, de la caja donde se guardaron las partidas que mandaron en Noviembre pasado.
No tiene buen color aquello, puede ser que todo se deba a la palidez del amarillo verdoso empleado, no por capricho, pues tuvo el asesoramiento de un prestigioso diseñador del color. Que difícil se hace todo en esta Encarnación.
En la plaza en altura (el botellodromo), cuando se produzcan los sucesivos eventos musicales, posiblemente ni hagan falta colocar los servicios portátiles de evacuación, ni sembrar los parterres de trepadoras, ni instalar papeleras, ni contenedores verdes para reciclar los vidrios, ni ceniceros para recoger las colillas, y los palitos de chupa chups, pero al menos, en el equipamiento de la plaza alta, tenga también una partida al igual que la plaza baja, aunque de menor cuantía a los 4.2 millones empleados para complacer a las peticiones de los placeros, pero suficiente, que menos, que para adquirir una maquinita para despegar los chicles del suelo, aunque sea a gasolina, por que mucho me temo, que al paso que vamos, no se van a instalar las obligatorias células fotovoltaicas para la sostenibilidad.
Sevilla a 12 de agosto de 2010
Francisco Rodríguez

No hay comentarios: