viernes, 25 de junio de 2010

Vaticinio del error, risas serias

Tragar y tragar

Se hacia llamar el rey cuando cantaba lo de rodar y rodar, que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar. Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero, y mi palabra es la Ley.
Llegar, no es que les cueste mucho, pero para mantenerse apenas tenemos idea de lo que tienen que tragar. Cierto es que se acostumbran, y con la fuerza de la practica, el tragar como el trincar, todo es comenzar.
Mientras los agentes del orden hacen burlas disfrazando toda la autoridad de sus uniformes en fungiformes atuendos en protesta seria donde las hayas, más para que la ciudadanía reciba de esta actuación grotesca, como un rechazo al proceder de los que deberían de evitar estas actuaciones.
La foto delata la risa que les causa. Risa floja. Acaso en esa instantánea se encuentra todas las respuestas, ¿que respeto pueden causar estos, a los que lo preocupante les divierte?
¿Qué les preocupará, a estos que tanta risa les causa el enorme gasto que se lleva empleado en el proyecto imposible de lo de las setas, oficialmente ido de las manos?
Nada. La risa delata a estos que agotan sus días de divertimento, antes de que llegue la próxima primavera, con recortes y endeudamiento micologico. ¡Tranvía a la Encarnación! ¿Metro?. Razonable es la estación. Coherente, la peatonalización.
Dicen que el Rey no se ríe, el se dedica a hacer los deberes que tiene en lo de la Encarnación, y que aparentemente todo parece que está concluido, tal como el mercado de Sevilla Este en Navidad, pero no hay manera de que puedan colocar las células fotovoltaicas, que siempre hay que recordar que son obligatorias. Es difícil colocar fotovoltaicas para la captación de energías llamadas sostenibles, renovables, más que tanta broma tenga cabida en una lista renovadora.
La dificultad en renovar todo lo que tragar, tragar, ha causado asombro, se queda prácticamente a un lado ante aquellos que vaticinan no solo empleo, visitante y generación de riquezas, en esto de lo de la Encarnación, la mayor debe de estar en la asombrosa visión de la princesa azul de los cuentos rosas, de las cuentas rosas, cuentas que dejaron de ser los de los sueños profundo de la “blanca nieve”, que no es la que hundió la cubierta de Alemania, mas parece que el vaticinio sea el del cuento del espejo, donde hacia las consultas la malvada madrastra,¿espejo, espejito, parará el TSJA, las setas setitas, que traga tantas pesetitas?, y ella misma se contesta. Ni nos imaginamos las risas que se pegaron con el cuento y la cuenta. Pero como en lo de la Encarnación, todo me parece serio no me causa risa ninguna broma, menos las rosas, a lo mejor al final lo haga, acaso por aquello de que las mejores risas sean las ultimas.
Sevilla a 25 de Junio de 2010
Francisco Rodríguez

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