lunes, 28 de junio de 2010

Dentro del vientre del monstruo

Otros responsables

Aunque llevo viéndole todos los días, de todos los años pasados, y he guardado en mis pupilas no solo el recuerdo de lo que fue, si no también cada momento de su abandono, y cada instante de su travestismo, no cejo de buscar en el recuerdo inútilmente, ese preciso instante en el que vino a perderse.
Comparando lo que en otras muchas ciudades se ha realizado para recuperar estos espacios que, solo se valoran cuando se pierden, y como definitivamente se ha perdido este de la Encarnación, no cabe otra explicación a lo acontecido ,que reconocer que todo ha sido por voluntad de los placeros, pues las actuaciones de los responsables públicos, generalmente, cuando no son aceptadas, al menos tienen algo mas de dificultad en llevarlas a la practica, y no tienen la facilidad de lo que le ha supuesto colocar el caprichoso icono, caro y descontextualizado, nada menos que el centro del centro de esta callada ciudad.
Está bien esto de Internet, para comprobar sin necesidad de viajar, como son los mercados de abastos de otros lugares, con otros vendedores y con otros responsables. Cierto que no todos están arropados por el publico, y que los “vacíos” también se dejan ver. Se puede teclear mercado de Padrón, de Almería, de La Escala, de Ayamonte, de Cádiz, de Santander, de Huelva, Central de Valencia, y si quieres, mercados de Barcelona, La Boqueria, Santa Catarina. Todos estos mercados, aparte del bullicio que presentan, representan especialmente el espiritu del comercio en su estado mas directo, y en ellos se puede observar la situación animica y economica, algo natural que siempre se llamó el termómetro de la ciudad. Dicen, que basta ver el mercado para conocer más que suficiente de la ciudad y sus habitantes.Acaso fuera en el pasado, pues sería cosa de adivino saber como está la cosa solo con ver los mercados de mi callada ciudad, si acaso suceda que al ver la degradante provisionalidad que parece que se acaba a los 37 años, el visitante tendrá sobrada idea de la pasividad de las personas de esta ciudad de las personas, y como son las personas que las gobierna, y si de paso miran el entramado de madera y metal, escalinatas y rampas que de inmediato acogerá bajo el gran icono a los vendedores del mercado, captaran sin dificultad alguna como se las gasta el personal del pacto de progreso, con las patochadas de la modernidad, el papanatismo de las vanguardias, y el silencio agradecido del personal.
No es fácil emitir, aunque a veces se hace alegremente, un juicio de valor, en este caso sobre “eso” que ya no llaman “Metropol”, y que siendo proyecto imposible, los millones venido de las arcas vacías lo posibilitaron, y aunque la gente le diga a aquello “las setas”, oficialmente su nombre es “ido de las manos”, pero como no es aconsejable especular con lo que pueden pensar los visitantes cuando entren en las entrañas del monstruo, no cabe duda que verse allí dentro debe de ser algo tan decepcionante como el parto del “monte.
Sevilla a 27 de Junio de 2010
Francisco Rodríguez

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