martes, 22 de junio de 2010

El conmiliton

Demasiadas cosas

Todo hace indicar que tras su llegada la cosa ha cambiado. También llega con el calor del verano una frenética actividad en lo de la Encarnación, justo cuando se empiezan a agotar los plazos, comienzan las urgencias.
Parece que fuera algo vital cumplir con la palabra ajena, en ese propósito, o despropósito de acabar lo de la setas con inusual aceleración. Toda la inexplicable bulla aparecida es por acabar lo que sea, acaso por cortar una cinta.
El caso es que no le duelen prendas, y aunque llegado recientemente, tiene la disposición de ser pieza importante en lo de la Encarnación, al punto de asumir todo el compromiso acumulado por otros, y llegar al extremo por protagonismo de tener que hacer lo dicho por otras bocas, como salido de la propia, (si hay que ir se va, pero es tontería).
Tal es el asunto de lo de la Encarnación, Encarnación imposible, Encarnación posible, Encarnación inaugurable, de Carrillo, de Celis, de metro y de tranvía, Encarnación razonable, Encarnación de sombras a la que llega dispuesto para hacer su tarea en esa tarea inacabada, poniendo todo su empeño y arrojo, que no es poco, se establece acabar con ella, con lo cual, a falta de metodología y experiencia profesional en el asunto, todo parece indicar que sea cosa mas propia del agradecimiento, del fidelísimo, y de la disciplina, dejando de ser razonable, como razonable parecía, tanto la estación del metro, la llegada del tranvía, las células fotovoltaicas, y hasta el propio “antiquarium”.
Todo al garete, si por inaugurar una minima parte del proyecto llamado imposible, y oficialmente como “ido de las manos”, en su abnegado acto de servicio, labor impagable e innegable de conmilitón agradecido, mas buscando un lugar en el nuevo frente, en la lista imposible, pues no seria justo después del esfuerzo que aquello comporta, si al quedar inacabado cuando llegue los comicios, pueda llevarle fuera del lugar de sacrificio.
Ni que decir tiene que todo el esfuerzo habrá sido inútil, y con tal fracaso lo mas seguro es que acabe, una vez perdida la coherencia manifestada, la libertad de acción, la creatividad en la gestión y la propia capacidad política, pues lo mismo en un incierto lugar de espera.
Los alemanes hacen crecer las estructuras para poder pegar las láminas de madera, bajo el implacable sol de la callada ciudad, pero ni mucho menos puede acabar el pegado en la fecha anunciada. Los arqueólogos, aun no han comenzado a recolocar las piezas de la Hispalis. Los locales comerciales siguen sin encontrar negocios que se instalen. La cubierta no cuenta con la sujeción de las células fotovoltaicas obligatorias. El botellodromo y escalinatas mingitorias, no tienen definido su mantenimiento. Los ascensores al mirador tampoco. El restaurante de 500 comensales, busca aparcamiento.
Y tantas cosas en tenguerengue que lo razonable, y lo coherente, como bien dicen, no parece que sea abrir el mercado de cristales en plena crisis, y con el calor que hace, sin que esté todo el complejo multidisciplinar y polietapico al completo, pues inaugurar de ese modo la llamada plaza municipal de abastos, vendría a demostrar demasiadas cosas.
Sevilla a 22 de Junio de 2010
Francisco Rodríguez

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