miércoles, 16 de junio de 2010

Coche para todos (dijo el de la pipa)

Hoy con el futbol y otras cosas, no me dió tiempo a escribir nada, pero buscando en la memoria siempre encuentro algo en el olvido. Es de las que escribia en el tiempo raro, pero creo que aun tiene su punto.
Aunque pueda parecer mentira el final fue cosa cierta, aun en la perla se preguntan en broma, cuando le viene su carro.




Estas botas son para caminar.



Los cuatro jinetes cabalgan juntos ¡quien dijo miedo! Caballo de hierro que hace camino al andar, y las botas, pasito a paso al caminar, pero antes hay que ponerselas. ¡Boooootas, puestas, ar! En marcha.

Lo que aquí sucede es que nadie se tomó en serio la profecía, y ya ven, como que quedó escrita, en el principio de los tiempos.

Más que una premonición, se advierte que fue cierta la anunciación de los acontecimientos acaecidos cuando el visionario, (jinete apocalíptico con mando en plaza), establecía una hecatombe en la predicción, una transfiguración renovadora, casi destructiva, vamos, como para que no fuera reconocida ni por la madre que la parió, de no ser, por su inequívoco silencio. Si calla, ¡Es ella!

Después de lo de la Encarnación cualquier cosa es posible. Levántate, y anda.

A la callada mariana le están cambiando tanto su fisonomía, que en su sensible piel se le nota en demasía las cicatrices que dejan las intervenciones de la modernidad, que mas que heridas, parecen escarificaciones de un tatuaje tribal, indicativo del rango, del status, del momento. Dolor de madre.

El silencio delata el grito interior, que hablen otros. El último jinete está por llegar. En la Encarnación se encuentra la imagen redentora de la Anunciación, que penitencia la Universidad, antes fabrica de tabaco, guerra al humo. Está visto que ahora cualquier cosa vale, pero sin tabaco, y sin este, quien es nadie, que diría el comandante antes de mandar a parar.

En este descanso encenderemos una pipa, (que no es cuento sino cosa cierta) y nos quitaremos las jodidas botas que tanto aprietan los piés en la caminata. Piensen que algún día todos los obreros podrán ir en coche a donde quieran. La bocanada de humo se disipó en los aires. A caminar.

Sevilla a 8 de Octubre de 2007

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