miércoles, 9 de junio de 2010

El cajon de obra

Por San Pedro, negaciones

Nada hacia sospechar a los pobrecitos placeros, que tan agitados se muestran aplaudiendo el ansiado final que inicie el definitivo traslado que le conduzca al mercado “ampolla”, por aquellas que levantaran, y que a nada que llegado el día en el que los sumandos de costos hagan aquello insostenible, como lo del pegado de la madera, simplemente por la aplicación del gran total en la estructura que de siempre sostuvo los mercados de toda la vida, sin pensar que siendo todo igual existe un cambio, aparte de que el cajon sea una registradora.
Al no haber referencias se hace aconsejable en tanta modernidad la cautela, por más que aparezca la alegría embriagadora de lo nuevo. Acaso si se tuvieran experiencias, la actitud de los comerciantes del mercado municipal de Sevilla-Este podría entenderse. Parece, pelin raro, que mientras el mercado municipal de Sevilla-Este, que está terminado desde el pasado año, pues como que no hay manera de inaugurarle, y sin embargo, todo indica que la cosa no es como en lo de la Encarnación, ni tampoco por el olvido de los paneles fotovoltaicos, lo cual preocupa bastante que en aquel mercado municipal la administración es laxa en su acción, y en las “setas” le aparezcan prisas inaugurales de tipo polietapico y están impaciente por abrir el “antiquarium” y por acabar de colocar los tablones, como si les faltara tiempo, y le sobrara el dinero.
Pues con tanta bulla, puede que ocurra,( sin que sorprenda), que una vez que sean acomodados los supervivientes del bidonville, dentro de esa moderna ampolla de cristal, esa que tiene un calculo incalculado, pero, que por tal causa se calcula que puede acabar, mal, si por aquello del metro, el mismo que, de pasar bajo el parasol, y que a estas fechas debería tener iniciada la estación “metropol”, cosa que, como se ha anunciado se trasladara a San Pedro, al comprobarse oficialmente que lo que estorba en lo de la Encarnación son las “setas”.
Tal como San Pedro, negaciones y lágrimas, los placeros se prepararan para resistir la incomunicación que tendrán que soportar durante un largo periodo, de tres a cinco años, con el cajón de obra, formando un epatante tapón que impedirá a los escasos peatones llegar al mercado ampolla, y es que con estas sorpresas las levantaran dolorosamente.
Sevilla a 9 de Junio de 2010
Francisco Rodríguez

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