jueves, 10 de junio de 2010

La primera en la selva, la segunda en la....

El tótem

Algo pasa cuando en el poblado aparecen estos caprichos que siempre se les ocurren a los chamanes de las tribus, y que con el cuento de que dicen ser benefactores, no tienen mas poder que hacerlo especialmente para distraer al personal.
Que la cosa le va mal, el chaman actúa en conciencia y consulta el asunto cogiendo un colocon de yerba con sus asesores secretos, y pegándose en el “jumerío” dos bailecitos al ritmo de maracas soluciona el asunto.
Es dura la vida de los chamanes. En una tribu del interior, cercana al río, y por lo tanto muy afectada por la llamada civilización, hay uno, que el pobre ya no sabe que es lo va hacer para contentar al personal, influenciado por tanto modernismo.
La verdad es que para ser chaman de estudio ha tenido tan pocos aciertos en los colocones padecidos, que mas parece que estuviera esperando el colocon definitivo, no sin antes dejar erigido el tótem que a su memoria ha dispuesto tallar, tal como si fuera su propia imagen.
El tótem servirá para que indígenas y exploradores al verlo, puedan expresar lo que sientan, de esta forma, la tribu, nunca agradecida por el incomprendido detalle, puede descargar sobre el mismo todas las tensiones que en la selva se acumulan.
El regalo será como una terapia permanente, en el cual, según está previsto, podría soportar en cada jornada todo lo que el indio le diría al jefe indio y nunca se atrevió a decir en su cara Norte, y en la Sur, todo lo que se merecía el chaman y nunca llegó a recibir nada, si tanto le quedó en darle.
En la actualidad existen ciudades que a fuerza de hacerles totemnes, más que modernas están volviendo al primitivismo de siempre, distrayendo al personal en tal medida que están perdiendo hasta los propios orígenes,.
Debe ser causa de las modas, que vuelven una y otra vez, como reencarnaciones buscando el karma según los indios, los auténticos indios. En este caso el gurú da las gracias a las vidas que fué llevando en cada Encarnación, y en la despedida nos entera de que le dio tanto, mas tanto.
En la callada, también la cosa moderna, como no podía ser de otro modo, la está volviendo cateta de solemnidad, y hasta opta a comportarse como en la tribu de los adoradores de totemnes. Nada extraña pues, que fueran los bomberos, cuando la cosa está que arde, los primeros de la muy fiel, que buscando las soluciones no tienen otra mejor idea que acudir, mas que en protesta, en peregrinación (por los cohetes), nada menos que al mastodontico tragaeuros que allí reencarnándose , a la Encarnación, le están levantando como phaloides narcotizantes, a fin de que frente a aquello desfogue el personal gritando sus consignas, o calle para siempre.
Sevilla a 10 de Junio de 2010
Francisco Rodríguez

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